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Hardoin es demasiado formal para molestarte sin motivo serio. ¿No te figuras lo que es? Es posible respondió gravemente el anciano. Raúl se le quedó mirando con cierta alarma. Cuando se es heredero, las menores palabras tienen su importancia, sobre todo si se trata de notario.

Ninguno. Si el señor de Miranda es una persona formal. ¿Usted le llama el señor de Miranda? No... él ya me advirtió ayer que le llamase Aurelio.... Pero como aún no adquirí confianza... y él tiene más edad.... En fin, no se me venía a la boca.

Como ambos tenemos sospechas de que se ha cometido un acto infame, pienso que puedo mostrársela ahora mismo, sin aguardar el entierro de mi infortunado cliente, y la lectura formal de su testamento.

¡Qué dice usted! exclamó Amaury. ¿Es posible que alguien sospechara siquiera que yo quería a Antoñita? No ha faltado quien haya hecho esta conjetura; sepa usted que mi sobrino, único pretendiente formal a la mano de la señorita de Valgueceuse, se ha retirado, no por ceder el terreno al señor de Auvray, sino por usted, amigo mío. ¿Por ? murmuró Amaury, aterrado. ¡Por !...

D. Paco dijo con firmeza y enojo la condesa . Nada importa ahora lo que lord Gray hiciera o dejase de hacer anoche... Pues como decía, aquí viene lord Gray, un sujeto respetabilísimo y tan formal y circunspecto, que no hay otro que se le iguale. Ellas se entretienen oyéndole contar sus aventuras. ¿Conoce usted a lord Gray? , señora.

No fue en verdad, sin algún embarazo y aún con ligera angustia, que Beatriz fue al día siguiente a casa de la vizcondesa de Aymaret, a quien deseaba comunicar de viva voz su formal compromiso con Fabrice.

Después buscó el modo más natural de entablar conversación con don Braulio, y como si fuese un señor tan formal y de peso como él, le entretuvo más de media hora sobre materias importantes. Hizo más aún. Hizo algo que parecía imposible, dado lo parlanchín que era: supo callarse, escuchar con atención y obligar a don Braulio a que hablara, de lo cual don Braulio salió encantado.

Luchando sin cesar entre estos impulsos empecatados y las repugnancias de mi conciencia de hombre formal, hubo ocasión en que me reí de propio, viéndome discurrir con el criterio de un colegial mal avenido con su encierro. ¡Qué cosas se me ocurrían para justificar una escapada, con promesa de volver y propósito de no cumplirla!

Es necesario pues, que mientras la cosa tiene el ser, Dios le esté presente, segun el modo con que ella tiene el ser: el ser es lo mas íntimo que hay en cualquiera cosa, y lo que está mas profundamente inherente á ella: porque es lo formal de todo lo que hay en la cosa: así pues, Dios está en todas las cosas, é íntimamente

Pero deteniéndose a la puerta y volviendo sobre sus pasos, le dijo: Si me dieses palabra de ser formal, te llevaría a mi cuarto. Palabra redonda respondió el joven alegremente. ¿Nada de besitos? Nada. Júralo. Lo juro. Bien, quédate ahí un instante, y después vienes en puntillas, ¿sabes? Hasta ahora. Hasta ahora dijo Gonzalo apoderándose de una de sus manos y besándola.