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Es común á casi todas las lenguas filipinas formar adjetivos y sustantivos con el procedimiento de anteponer á la raiz el prefijo ka y posponer el an. Regularmente los nombres así compuestos son de lugar y refiriéndose á estos se han aplicado luego á sus habitantes. Así ocurre con Kagayan, Kalagan, Kalibugan, Katalangan, Katubagan y tantos otros. Otras formas.

Filipinas con su hermoso y tan feraz suelo, cual ningun otro, y con tres y medio millones de habitantes, reune los elementos todos que pueden juzgarse necesarios para que sea un pais de felicidad y riqueza.

Cuando la Opera italiana, á poco más tuvo un desafío por haber traducido mal el nombre de un tenor; cierto envidioso publicó inmediatamente un artículo tratándole de ignorante, á él, ¡la primera cabeza pensante de Filipinas! ¡Lo que le costó defenderse! lo menos tuvo que escribir diez y siete artículos y consultar quince diccionarios.

Confianza en la caridad de Filipinas. Para terminar este libro vamos á ver en unas cuantas páginas la provincia de Tayabas en general, ya que hemos recorrido uno á uno todos sus pueblos. Dicha provincia fué descubierta por Juan de Salcedo al ir en busca de los renombrados veneros de oro de Camarines.

El hermano mayor es un sér exclusivo de Filipinas, es en las fiestas como si dijéramos, el caballo blanco de nuestros espectáculos, ó el editor responsable sin sueldo de un periódico demagógico en tiempo de los moderados.

Era Lucía Población, aquella rubia tan espiritual, amiga de su madrastra, que había casado mientras él estuvo en el colegio con el coronel Bembo, ascendido hacía poco a general. D. Pablo estaba en Filipinas en un cargo importante; decíase que había ido allá a reponer su fortuna, quebrantada por las prodigalidades de su esposa.

Los mayores títulos de gloria de los comillanos eran haber dado la villa tres Arzobispos , muchos notabilísimos marinos y varios capitalistas riquísimos que, aunque residentes en Filipinas, Cádiz y otros países tan apartados, demostraban á cada paso, con limosnas y presentes de todos géneros, su amor al pueblo de su naturaleza; y sobre todo, haberse construído el magnífico templo que se levanta en la plaza, que, acaso, en su género, es el mejor de la provincia, á expensas de los mismos comillanos.

Conocemos su presente. Y ahora, ¿cuál será su porvenir? ¿Continuarán las Islas Filipinas como colonia española, y, en este caso, qué clase de colonia? ¿Llegarán á ser provincias españolas con ó sin autonomía? Y para llegar á este estado, ¿qué clase de sacrificios tendrá que hacer?

Don Fadrique pudo entonces obtener licencia para navegar á las órdenes de la Compañía de Filipinas, y salió para Calcuta mandando un navío cargado de preciosas mercaderías. Tres viajes hizo de Lima á Calcuta y de Calcuta á Lima; y como llevaba muy buena pacotilla y un sueldo crecido, y alcanzó ventas muy ventajosas, se halló en poco tiempo poseedor de algunos millones de reales.

En Filipinas, la contribución de sangre es escasísima, las fatigas del cuartel nulas, y los riesgos del soldado tan lejanos que generalmente cumplen su tiempo, suponiéndoseles el valor. En el año 1875, entraron en suerte en la provincia de Tayabas cinco mil trece quintos, de los cuales, solo fueron á ser soldados ochenta y cinco.