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Por último, como no era posible que guardara mucho tiempo cualquier sentimiento que la agitase, dijo con una resolución severa, como si esperase oposición y se preparase a reñir: Mira, no quiero que vayas al baile. ¿Pues? Porque no. Callé un momento y sonreí, viéndole arrugar su linda frente y desviar la vista hacia otro sitio, cual si temiese flaquear en su determinación fijándola en .

Comprendiendo que deseaba hallarse sola, evité cuidadosamente acercármele; pero vi que llevaba el mismo punto de destino que yo y no dejé de observarla atentamente sin que ella lo notase. Por motivos no muy claramente explicados, se había anticipado repentinamente la fecha de la coronación, fijándola para dos días después.

El portugués dejó de ser gerga, y es hoy considerado como idioma, gracias á las Lusiadas de Camoens, que inmortalizando á su patria con sus cantos, inmortalizó á la vez la lengua materna, fijándola en versos de bronce, para probar á las edades venideras que el lenguaje que la poesía adopta por suyo, por vulgar y pobre que sea, se sublima, se complementa y se hace eterno con su solo contacto.

Quedose, pues, sentada, paseando su mirada indiferente de una a otra parte de la sala, deteniéndola ahora en un grupo, ahora en otro de circunstantes y fijándola más particularmente en el pianista que ejecutaba a la sazón la sinfonía de Semíramis. Pocas veces había presentado el salón de los señores de Elorza aspecto tan brillante.

El dueño de la Fonda Continental, hombre de mediana edad y estatura, bigote grande y espeso, ojos negros y dulces, no apartaba la vista de nosotros, fijándola cuándo en uno, cuándo en otro, con expresión atenta y humilde, parecida a la de los perros de Terranova. Cuando quiso Dios al fin que el coche parase, saltó a tierra muy ligero y nos dio la mano galantemente para bajar.

Lo que es yo quiero esperarlo, lo espero y desisto de hacer nuevas observaciones y de presentar otras dificultades y dudas, porque entonces sería mi artículo el cuento de nunca acabar; pero, a fin de determinar mi esperanza, fijándola, arraigándola, cimentándola y no dejándola en el aire para que el aire se la lleve, voy a poner aquí las principales conclusiones que yo saco de todo, ora sean favorables, ora adversas a la tesis del Sr.

Lo cierto es que lo estás, pues de otro modo no tiene explicación el tono displicente con que me respondes hace rato. Es una suspicacia tuya. Te respondo como siempre. Ricardo contempló en silencio a su novia, que separó la vista fijándola en don Serapio. Podrá ser; pero no lo veo claro.

La masa de follaje del Sotillo se teñía de amarillo. Con una ojeada perezosa y distraída Elena abrazaba el bosque y el vasto horizonte, fijándola con insistencia en sus confines azulados. Aquel noviembre venía seco, pero frío ya.

Sobre los dueños de la casa y sobre sus tertulios, Pinedo y Clementina comenzaron una conversación animada, inagotable. Pilar escuchó con atención al principio; pero como no conocía a la mayor parte de aquellos personajes concluyó por distraerse paseando su vista por las inmediaciones, fijándola en los pocos transeuntes que a aquella hora acertaban a pasar por allí.

Pero alzando luego la vista y fijándola en Vérod, se puso a su vez a interrogarle: ¿Tenía usted mucha intimidad con la difunta? El joven no respondió. Lentamente los ojos se le llenaron de lágrimas. No debo, no, decirlo... murmuró con voz ahogada. A nadie revelaré un secreto que no es mío... que no es del todo mío... Y hasta creo, mire usted, que a ella la lastimaría, que ella me prohíbe decirlo.