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¿Pero vas a ir ? preguntaba Leonora con cierta angustia, como si su instinto femenil adivinase en el peligro. ¿Vas a dejarme sola?... Un momento nada más. No te haré esperar mucho. Se despidieron en el corredor con la ruidosa y descuidada alegría de su pasión; sin fijarse en los camareros que iban y venían al otro extremo del largo pasadizo. Adiós, Rafael... Uno; uno nada más.

Este tránsito de buques era semejante al de los vehículos y peatones que en pleno campo anuncia la cercanía de una enorme ciudad todavía oculta. Iba entrando el trasatlántico en la gran corriente de navegación que hace del río de la Plata una de las avenidas más frecuentadas del comercio mundial. Empezó la gente a fijarse en una isla que desde mucho antes había aparecido ante la proa.

Era contemporánea del Conde-Duque de Olivares. Los hijos de aquel infortunado comerciante eran tres. Fijarse bien en sus nombres y en la edad que tenían cuando acaeció la muerte del padre. Juan Pablo, de veintiocho años. Nicolás, de veinticinco. Maximiliano, de diecinueve.

Ramoncito se había puesto rojo de ira al oir tratar con tal desprecio a su adorada, sin tener presente que un momento antes había hecho él lo mismo. Y hubiera arremetido a la Amparo con alguna insolencia gorda, si ésta no se hubiese alejado sin fijarse poco ni mucho en la desazón que causaba.

Entonces se descubre, que si la imaginacion está satisfecha, no lo está el entendimiento: y ¡cosa notable! como que el entendimiento toma una noble venganza de las ilusiones que le hacia su infiel compañera, cuando al obligarla á fijarse sobre los objetos, la envuelve en un piélago de tinieblas y contradicciones.

Al fijarse Urquiola en el libro que asomaba á un bolsillo del millonario, habló del mérito de la obra. ¿Le gusta á usted, tío? ¿Verdad que es muy profunda? Pues el segundo tomo todavía es mejor. Y antes de que el tío pudiera contestar, Urquiola se dirigió á Aresti, como si sólo por él hubiese hablado del libro.

Pero como en Simón había algo ingénito que le obligaba a caminar siempre, aunque sin fijarse en el punto de parada, desechó la tentación fundándose en que Madrid era demasiado grande para que nadie reparara en un hombre como él; y él quería, por más que no lo intentara en una forma concreta, descollar, un poquito siquiera, sobre el común de las gentes que le rodearan.

La imaginación del menguado escritor, después de correr de aquí para allí, con la alborozada inquietud de un pájaro que, viendo rotas la cañas de su jaula, se escapa y vuela á todas partes sin fijarse en ninguna, se concretó al fin, se fijó, se regularizó poco á poco.

Entraron por una ría angosta, entre dos sierras elevadas, y no tardaron en desembocar en la bahía, que, en realidad, no merecía tal nombre: era una especie de lago, no muy extenso, rodeado por todas partes de altas montañas y cuya comunicación con el mar pasaba inadvertida, a no fijarse mucho. La hora en que entraron era la del crepúsculo.

Sin fijarse don Simón en la indirecta de don Celso, púsose a sus órdenes; dejaron todos la senda que llevaban, y se encaminaron hacia la casa del Mayorazgo, que estaba en lo más escondido del pueblo.