United States or Côte d'Ivoire ? Vote for the TOP Country of the Week !


Pero yo debí poner tal cara, con el susto, que dejó de reír y me lo entregó. ¿Me habré traicionado? ¿Habrá él adivinado? "Tampoco Adriana se reía". "3 de julio. "Hace ya quince días que no viene. ¡Qué tristeza! Estoy adelgazando mucho. Dicen que es anemia. "Esta mañana me quedé un buen rato delante del espejo, mirándome en los ojos, fijamente. No podría escribir lo que sentí.

El guardabosque se había repuesto de su sorpresa, pero seguía mirándome fijamente, con expresión de intensa curiosidad no exenta de amenaza. Buenas noches le dije. Buenas noches, señor murmuró, observándome sin cesar, hasta que la rubia exclamó con gran risa: ¡, míralo bien, Juan; es tu color favorito!

El tiempo pasa... repuso el sacerdote. ¡Ay! dijo el gitano. Y dirigiéndose a Blasillo, porque era él quien, sombrío y abatido, le miraba fijamente: ¡Qué tal! Blasillo, hijo mío, adiós. Nuestros proyectos... ¡Mi comandante! ¡mi pobre comandante! Y lloraba. Mira, si siento dejar la vida, es por ti; te amaba. Yo no le sobreviviré. Niño, ¿no tienes aún mi tartana y mis negros?

En este momento, dijo sonriendo ; pero no le molestaré mucho con mi presencia. Y el panzudo burgués se mostraba obsequioso, humilde, como si pidiera perdón por haber usurpado su puesto en la cárcel. Yáñez le miraba fijamente: tanta timidez le asombraba. ¿Quién sería aquel sujeto?

Teresa volvió a mirarme fijamente. ¿Está V. contento? ¡Vaya! ¿Va V. a gusto conmigo? Mejor que con nadie en el mundo. ¿No le estorbo? Al contrario, siento un placer como usted no puede figurarse. ¿No tiene V. nada que hacer ahora? Absolutamente nada.

La cigarrera le escuchaba muda, con los labios blancos, mirando fijamente al rostro de Baltasar, que tenía la expresión distraída del mal pagador que no quiere recordar su deuda. Y era lo peor del caso que, por más que la Tribuna quería echar mano de su oratoria, que le hubiera venido de perlas a la sazón, no encontraba frases con que empezar a tratar del asunto más importante.

¿Usted por aquí? le preguntó afectando una serenidad que estaba muy lejos de sentir. ¿Quién había de presumir que fuese usted la señora que el criado me acaba de anunciar? ¿De veras no lo ha presumido usted? preguntó ella mirándole fijamente. No, no, señora. Y se puso colorado al decirlo. La dama sonrió con benevolencia. Bien, enséñeme usted esas rosas de malmaison de que me ha hablado.

Veamos cómo desarrollaría la acción para lograr que se vieran y se conocieran los dos personajes. Un día la dama llora más que nunca, y mira más fijamente al jardín; su vestido es más blanco que nunca, y más rubios que nunca sus cabellos.

Y fue en busca de la rival, a imponerla que le dejara, y tuvo con ella una tempestuosa explicación que terminó con el delito. Todo lo ha confesado. Hubo una nueva pausa del juez, a la que Vérod opuso todavía silencio. ¿Está usted contento? le preguntó el juez. ¿Por qué me lo pregunta usted? Y los dos hombres se miraron fijamente.

La niña levantó el rostro, que estaba encendido y turbado. ¿No acabo de dar un grito? Martita se turbó y encendió aún más, y apenas pudo responder con voz temblorosa: No..., yo no he oído nada. Ricardo la miró fijamente y con asombro. ¿Por qué se ruborizaba aquella chica? Estaba soñando, pero juraría que he dado un grito... y juraría también, ¡qué cosa tan extraña!, que me has dado un beso.