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Casi siempre la belladona, el azufre y la quina son útiles en esos casos. El arsénico, en fin, entra en el tratamiento de varias caquexias, de la clorosis, de las colecciones serosas, cuando hay fiebre remitente, eretismo fugaz, flujo colicuativo, sudores matutinales, reabsorciones purulentas.....

El papel activo del acónito le escluye del tratamiento de las congestiones pasivas y de todas las flegmasías y fiebres de carácter adinámico ó de postracion, como sucede en las neumonías de los viejos y en la fiebre tifoídea en su segundo período; así como tambien su especialidad de accion no corresponde al tratamiento de la metritis puerperal, de la flebitis y otras afecciones de este género.

Los síntomas relativos al corazon, á la circulacion, á la reaccion, ó al sistema nervioso cérebro-espinal, son con frecuencia periódicos y marcan estadios que simulan la fiebre intermitente. El pulso es pequeño y acelerado, débil y pequeño, ó pequeño é intermitente; algunas veces tirante y frecuente, y en otras muchas con movimientos tumultuosos del corazon.

51 Y cuando ya él descendía, los siervos le salieron a recibir, y le dieron nuevas, diciendo: Tu hijo vive. 52 Entonces él les preguntó a qué hora comenzó a estar mejor. Y le dijeron: Ayer a la séptima le dejó la fiebre. 53 El padre entonces entendió, que aquella hora era cuando Jesús le dijo: Tu hijo vive; y creyó él y toda su casa.

»Cierto día, el aire era pesado y cálido, el calor sofocante; formábase en el mar una tempestad; estábamos sentados en el parque, y hacía algunos instantes que hablaba a Carlos, y que éste nada contestaba... Tomé su mano y sentí que abrasaba... »¡Tiene usted fiebre le dije; una fiebre ardiente!

Dice que no entre usted, porque se le puede pegar su enfermedad. ¡Pobre niña! Aquel cuidado por los demás, en medio de su fiebre, era conmovedor. Polidora la cuida con un celo que la rehabilita a mis ojos. Después de todo, es posible que no le haya faltado más que la ocasión de tener virtudes. He recibido esta mañana una deliciosa carta de Luciana.

Algunos de los dolores lancinantes y tensivos se refieren al corazon; la afeccion de este centro de la circulacion resulta del carácter nervioso de la fiebre, como se deduce de los síntomas siguientes: somnolencia, calosfríos y náuseas, calosfríos parciales, frio glacial, azulamiento de la cara, manos frias con calor general, y sensacion de frio en la piel.

En su pánico constató sin embargo que no tenía fiebre ni ardor de garganta, y el corazón y pulmones conservaban su ritmo normal. Su angustia cambió de forma. ¡Estoy paralítico, es la parálisis! ¡Y no me van a encontrar!... Pero una invencible somnolencia comenzaba a apoderarse de él, dejándole íntegras sus facultades, a la par que el mareo se aceleraba.

La fiebre de la barita consiste totalmente en frio; la horripilacion se apodera del enfermo, y recorre todo el cuerpo; molesta mas á la cabeza y el epigastrio, y solo es interrumpida por un calor ligero y pasajero; el sudor se presenta por la noche. Durante esta se presentan ciertos movimientos congestivos ó de efervescencia sanguínea y palpitaciones de corazon con ansiedad; el sueño es agitado.

La tuvo, , la tuvo, cuando en sus horas solitarias viviera el mundo de su fantasía que describió en sus libros. ¡Felices horas aquellas en que la fiebre de la concepción lo levantaba a una esfera tan superior a las humanas miserias!