United States or New Caledonia ? Vote for the TOP Country of the Week !


Al tiempo que regresaban las dos familias, desde las Filas a la calle Mayor, la señora de Sobrado meditaba una épica pequeñez, una tontería trascendental y feroz que le sirviese para dar despachaderas a las de García y quedarse sola con sus hijas.

Aquel Fidel, feroz corredor de conejos y de ánades, hacía ya largo tiempo que estaba jubilado. Su ama al casarse le había traído del Sotillo concediéndole un honroso descanso, al cual ya tenía derecho por sus dilatados servicios.

Isidro sentíase de una resolución feroz al pensar en Fernando. Con las de la opereta o con otras; era lo mismo. El no podía quedar aplastado por la buena suerte de su compañero. Necesitaba a toda costa olvidar su humillación, aunque para ello fuese necesario atentar contra el reposo nocturno de las camareras del buque o las muchachas del taller de planchado.

Le creía apasionado, celoso y tal vez enterado de todo, porque nunca falta gente chismosa que se deleite en dar ciertas noticias. Derrotado y huido de su patria, Pedro Lobo debía de estar más feroz que nunca, y Rafaela temía, sino ponía en salvo a Arturito, apartándole de , que ocurriese a éste un lastimoso percance.

Y sacaba de un bolsillo La fe triunfante, librito encuadernado en pergamino, de antigua y rojiza impresión, que acariciaba con un cariño feroz. ¡Bendito padre Garau!

¡La sonrisa irónica, feroz, cortante del doctor!... Argensola no había conocido al viejo Madariaga, y sin embargo, se le ocurrió que así debían sonreir los tiburones, aunque jamás había visto un tiburón. Es la guerra afirmó Hartrott . Cuando salí de Alemania, hace quince días, ya sabía yo que la guerra estaba próxima. La seguridad con que lo dijo disipó todas las esperanzas de Julio.

Otra ventaja hay en los versos de Campo: rara vez deja de acudir la inspiracion á su llamada. Para nuestro amigo, es siempre la poesía una amante esposa que se entrega con tranquila felicidad á su marido: la pobre mujer que fuerza un soldadote brutal y feroz.

Durante un corto intervalo, guardamos silencio todos y escuchamos el viento; en nuestra imaginación se pintaba Magdalena en camino a través de los bosques y de la lluvia, escoltada por su feroz guardián. Me parece recordar que el juez dijo algo de «Una y de su león»; pero Magdalena lo recibió como lo hizo con las demás galanterías, con fría impasibilidad.

Don Enrique palideció ante esta ironía, y por restablecer la igualdad, por suprimir sus ventajas históricas, levantó el sable, dándose una feroz cuchillada en el cráneo, mientras corrían los testigos á sujetarle para que no reincidiese.

El feroz minero dejó de reir y le lanzó una mirada torva. Los parroquianos rieron discretamente y admiraron el valor de Martinán.