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¿No experimenta el lector cierto cansancio, a pesar de lo bien escrito que está el libro y de las curiosas y bien ordenadas noticias que nos da de personas y de cosas, al internarse por aquel laberinto de enmarañados rodeos por donde el rey D. Felipe persigue sus fines?

Sábese que compuso una comedia titulada La casa confusa, que se representó en el palacio del duque de Lerma, con asistencia de Felipe III. La afición de escribir para el teatro fué tan general, que algunos autores que habían mostrado su talento en otros géneros literarios, quisieron ensayarse también en el de la poesía dramática.

Los complicados juegos de escena no eran, sin embargo, esenciales en estas composiciones, pues la titulada Guárdate del agua mansa, de Calderón, cuyo argumento está sacado de la vida ordinaria, y cuyas costumbres son de la época, se escribió, según todas las apariencias, para representarse en las fiestas celebradas con motivo de las bodas de Felipe IV con su segunda esposa.

Por último, un día comprendiste que él también te amaba, y para resistir esta última prueba, para permanecer fiel hasta el fin a tus grandes quimeras de abnegación y de respeto a los muertos, pierdes tu vida, la das al primero que llega, buscas a Felipe para huir de Amaury; y sin hacer feliz al uno hieres mortalmente el corazón del otro, sin hablar de tu propio corazón, que también sacrificas y ofreces en holocausto.

Parece, pues, lo verosímil que los tres retratos estuvieran pintados cuando hizo Velázquez el de Felipe IV, y que, para hermanarlos con éste, los retocara ligera y bravamente, dándoles, en particular al de Felipe III, un aspecto grandioso que no tenían: con lo cual, las que hoy serían obras poco interesantes, lo son muchísimo, pues en ellas se ve cómo el genio, con poco esfuerzo, convierte en superior lo que, a duras penas, era mediano.

Felipe no sabía qué hacer ni qué excusa presentar; era tan grotesca su actitud y tan francas y ridículas sus palabras, que los demás rompieron a reír estrepitosamente.

A fines del reinado de Felipe II, esto es, en lo más cerrado del absolutismo, todavía se proveían las Cátedras á pluralidad de votos de los estudiantes de la respectiva asignatura, é igual procedimiento democrático se empleaba para la elección de Consiliarios.

La nueva del fracaso completo de aquella otra expedición costosa enviada á las Indias, derrotada en Puerto-Rico, en Chagres, en Tierra firme, deshecha al fin sobre la isla de Pinos por la armada española de D. Bernardino de Avellaneda; la jornada que, según Pérez, había de llenar las arcas de Inglaterra con los tesoros de Felipe II, y que en la realidad costó la vida de los dos caudillos de mar más populares, sin mención del desastre, impresionó á la Reina contra el consejero insistente, en quien Lord Cobhan, Sir Robert Cecil y Henri Brook descargaban el peso de la responsabilidad, ya que contra su parecer se hizo.

En él se veneraba la piadosa imágen de Nuestra Señora de la Esperanza, hallada segun tradicion entre aquellos vestigios; y en sus claustros vivió retirado el rey D. Felipe IV durante las carnestolendas del año 1624.

Ciñéndonos al plan que hemos seguido en las TRADICIONES, viene aquí a cuento una rápida reseña histórica de la época de mando del excelentísimo señor don José de Mendoza Caamaño y Sotomayor, marqués de Villagarcía, de Monroy y de Cusano, conde de Barrantes y Señor de Vista Alegre, Rubianes y Villanueva vigésimonono virrey del Perú por su majestad don Felipe V, y que, a la edad de sesenta años, se hizo cargo del gobierno de estos reinos en 4 de enero de 1736.