United States or Mayotte ? Vote for the TOP Country of the Week !


Y todo ¿por qué? Por haber tenido la desgracia de amar á una criatura feroz que jugaba con mis sufrimientos y se felicitaba por mi abyección. Lea levantó los brazos y por primera vez miró á Jacobo con ojos aún turbados por el terror. ¡No! No por haber tenido la desgracia de amarla, replicó, sino por haber cometido la indignidad de hacerla traición...

Triunfante Butrón y rejuvenecido, felicitaba a unos, animaba a otros, multiplicábase por todas partes, tendiendo siempre la caña, y entre el calorcillo de la cena y el humo de las satisfacciones, estuvo a pique de desquiciarse aquella cabeza tan firme, hasta el punto de pasar por ella la idea de invitar para el cotillón a la excelentísima señora doña Paulina Gómez de Rebollar de González de Hermosilla.

Mina, con su dulzura sentimental, parecía hermosear la existencia monótona de a bordo. Era un socorro para terminar sin remordimientos la travesía. Pero Maud, como si adivinase sus pensamientos y temiese una concurrencia, había atacado desde el primer momento a la alemana. Felicitaba a Ojeda con una ironía cruel por su magnífica conquista. ¡Qué suerte!

A propósito de sus lecturas se expresaba con una independencia, un sentido crítico y una vivacidad que encantaban de veras a ese parisiense, acostumbrado a las reticencias prudentes, a las admiraciones convenidas y a las opiniones superficiales del mundo oficinesco en que vivía. Al cabo de una hora de conversación, estaba ya encantado de la señora Liénard y se felicitaba de tan dichosa velada.

De vez en cuando dirigía a su padre una seña de amistad con un ligero gesto que quería decir claramente: «¡Qué fastidioso es ver reír a los demás cuando no se sabe de qué se ríen!» ¡Cuánto le agradecía yo el que no comprendiese, y cómo me felicitaba por la ausencia de Luciana, que, más madura en la atmósfera parisiense, hubiera ciertamente comprendido!

Hubo despues que allanar, por entre el bosque, los obstáculos que se oponian á su marcha, de cerca de un cuarto de legua, hasta lanzarlo sobre el rio; lo que se efectuó victoriosamente. Me felicitaba ya del buen éxito de mis deseos; pues que para llenar la mision que me habia yo impuesto, no me faltaba otra cosa que hacer sinó bogar hácia Moxos.

No había nada que no mirase con ojos optimistas, y hasta en los males encontraba siempre algo bueno. Una vez, en invierno, se inflamó de repente la chimenea de la clínica; temíase un incendio, y todos los enfermos estaban asustados. Sólo Pomerantzev se felicitaba; tenía la seguridad de que el fuego había destruido a los malignos diablos que, escondidos en la chimenea, aullaban durante la noche.

Veía los objetos dobles y tenía la cabeza tan mareada como si estuviese a bordo de un buque. Pero él confiaba en que tal desazón sería pasajera, y se felicitaba del adelanto y bonito efecto de la obra. El ángel estaba completamente modelado ya con aquellos increíbles puntos de pelo.

Yo ya me felicitaba de que hubiéramos escapado, cuando tres o cuatro hombres salieron del bosque y nos gritaron que nos detuviéramos; pero algunos buenos fustazos despertaron el valor de los caballos. Uno de los bandidos invisibles hizo un disparo de pistola y la bala pasó tan cerca de mis oídos, que todavía me siguen zumbando. Desde ese momento los caballos galoparon sin cesar hasta el castillo.

Preciso es declarar que el clero vetustense, aunque famoso por su intransigencia en cuestiones dogmáticas, morales y hasta disciplinarias, y si se quiere políticas, no había puesto nunca malos ojos a la proximidad del progreso urbano, y antes se felicitaba de que Vetusta se transformase de día en día, de modo que a la vuelta de veinte años no hubiera quien la conociese.