United States or Cyprus ? Vote for the TOP Country of the Week !


Y mi felicidad la ve en el apellido de Carlitos, en las estancias de Carlitos, en las casas de Carlitos, en las herencias que le van a caer a Carlitos de su abuela, de sus tías, de sus tíos, de no quién más... campos aquí y allá, media avenida Alvear, otro tanto en Callao y Florida, cien mil vacas, un millón de ovejas... ¡qué yo!

Bebiendo sólo en la fuente de la tradición y de la historia nacional, convirtió en presente el tiempo pasado, tan activo y tan rico en formas, ofreciéndonos los héroes de otras épocas con la más viva realidad, y las tradiciones semi-míticas de los tiempos casi primitivos como hechos é historia de siglos posteriores, ya mejor conocidos; infundió nueva y animada vida á las bellas tradiciones de los combates y aventuras caballerescas de amor y traición, de galantería y rendimiento y de enemistades y de odios; por medio de imágenes, de caracteres férreos é incontrastables, de crímenes y de virtudes extraordinarios y hasta monstruosos, que se despeñaban desde la cima del poder y de la grandeza, conmovía y levantaba el ánimo de los espectadores, poniendo ante sus ojos esa continua alternativa de felicidad y de desdicha, patrimonio temeroso é inevitable del destino de los hombres sobre la tierra.

Pero necesitaba demostrarla con pruebas irrefragables, necesitaba convencer al mundo de la inepcia de los fisiólogos sus predecesores. Sólo sorprendiendo al cerebro en funciones podía lograrse este resultado, que llenaría a los hombres de felicidad y le coronaría a él de gloria. ¿Cómo alcanzar semejante sorpresa? He aquí el pequeño obstáculo en que tropezaba este gran hombre.

En toda la barraca no había mas que un objeto nuevo: la luenga caña que el maestro tenía detrás de la puerta, y que renovaba cada dos días en el cañaveral vecino, siendo una felicidad que el género resultase tan barato, pues se gastaba rápidamente sobre las duras y esquiladas testas de aquellos pequeños salvajes.

Los artículos de piedra de cal, conchilla, piedra sillar, sal ú otras especies de comercio que puedan hacer exclusivamente la felicidad comun, no deben entenderse inclusos en la propiedad del terreno.

La misma vida vegetativa, brumosa, soñolienta; las mismas tertulias en las trastiendas libando con deleite la miel de la murmuración. Los apodos soeces pesando siempre como losa de plomo sobre la felicidad de algunas respetables familias. En el Bombé, las tardes de sol, los mismos grupos de clérigos y militares paseando desplegados en ala.

¿Quién había vivido mejor su existencia?... ¿Era aquella mujer de biografía fabulosa, incapaz de recordar exactamente su origen y sus aventuras como si un cerebro humano no pudiera contener una historia tan extensa como un mundo?... ¿Eran ellos honrados rumiantes de la felicidad, que ya habían hecho sobre la tierra cuanto debían hacer?... No pudo seguir pensando.

Y por mi parte, seguro estoy de que no te opondrás á mi resolución, que no tiene más objeto que tu felicidad. Pero si yo no quiero que haga usted mi felicidad dijo Clara más inquieta. Pues entonces, ¿quién la va á hacer? Huérfana, sola en el mundo, rodeada de enemigos y de malvados, sin que haya nadie que se interese por ti....

Su dinero le asegura sus amigos. Amigos, respondió el anciano, gravemente; pero no felicidad. El pobre Burton Blair era uno de los hombres más desgraciados, estoy bien seguro de eso. Yo sabía que hablaba la verdad.

No, yo no le tengo; me lo dice la conciencia.... Y dice perfectamente. Ni yo tengo derecho para aconsejarte nada trágico. Cuando te casé con ella, porque yo te casé, Víctor, bien te acordarás, creí hacer la felicidad de ambos.... Y no parecía que te habías equivocado. La mía la habías hecho. La de ella... durante más de diez años pareció que también.