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Esta explicación me produjo la fastidiosa sensación, que causan los mosquitos rondando alrededor de nuestros oídos cuando dormimos: nos incomodan sin turbarnos completamente el sueño.

La página de la vida abierta ante mis ojos, me pareció vulgar y fastidiosa, sólo por no haber penetrado yo más íntimamente su significación.

He rogado a mi padre que me preste unos cuantos libros de literatura y de historia; cuando esté acostumbrada a los asuntos que son el objeto habitual de la conversación, acaso mi inteligencia será más flexible y más despierta y pareceré menos tonta. Todas las personas que me rodean saben reír y bromear y como yo no , debo de parecer terriblemente fastidiosa.

Es al traves de la parte moderna que circulan los viajeros al dejar la estacion del ferrocarril, concibiendo desde luego la mejor idea al penetrar por la hermosa calle del Rin en direccion á la plaza Luisa y el Palacio-viejo. Pero en breve la ilusion se disipa, porque el viajero se apercibe de que se halla en medio de un inmenso tablero de damas de la mas fastidiosa y monumental monotonía.

Realmente, Darmstad es tan fastidiosa en su parte nueva, que el recorrer sus calles dan ganas de acotarse con toda franqueza, sobre los baldosas de una acera, á dormir el sueño eterno de los justos, con la esperanza de despertar, por via de compensacion, en medio de un carnaval italiano.

La pobrecita de mi hija se quedó huérfana a los siete años... Y con fastidiosa prolijidad para cualquiera, menos para mi a quien interesaba aquella historia, me la contó, perdiéndose en un mar de pormenores, mientras D. Oscar, impaciente y cejijunto, tocaba el tambor con los dos sobre el brazo del sofá.

La fastidiosa infección en un dedo que me tuvo tres días febril e impaciente, fué para ellas una absoluta prueba de la rabia que comenzaba, de donde su consternación, más angustiosa por furtiva. Y así el menor cambio de humor, el más leve abatimiento, provocáronles, durante cuarenta días, otras tantas horas de inquietud.

María Teresa comprendió que los sentimientos que invocaba no harían jamás vibrar ninguna cuerda en Huberto. Renunció a convencerlo y dijo conciliante: ¡Qué fastidiosa soy! ¿verdad? Perdóneme, pero mi padre me inspira tanta admiración que estoy mal preparada para apreciar a los que no tienen su ideal de vida.

»Porque al fin, por triste que sea es necesario confesarlo, por poco académico que sea, es preciso decirlo: la virtud no figura ya en el movimiento moderno. »¡Pobre virtud! los vulgares la ridiculizan, los fisiólogos la niegan, la gente alegre la encuentra fastidiosa, y las personas prácticas la consideran inútil.

Las vivencias en los corrales salen más baratas; pero hay todos los días reyertas sobre si el pozo, sobre si la alberca, sobre si la ropa, etc., que hacen la vida más fastidiosa. Luego la casera ejerce sobre ellas un mando despótico y abusa de su posición.