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10 Sin falta le darás, y no sea tu corazón maligno cuando le dieres; que por ello te bendecirá el SE

Recordaba ahora que estando paseando, tres meses hace, con un amigo, llegó a saludarle un forastero; y al separarse éste de nosotros, supe que era un primo tercero de la cuñada de un amigo del regente. Pues tenemos cuanto nos hace falta. ¿Para qué, don Celso? Ya lo verá usted.

Conocemos que existe, pero no alcanzamos á explicarlo. Probablemente es inexplicable sin la intuicion de la misma esencia de las cosas; y esta intuicion nos falta. Pero esta idea no es la de una substancia indeterminada, sino la de substancia corpórea; y preciso es confesar la dificultad de concebir una substancia corpórea particular sin ningun accidente.

No falta en Galicia quien tome su mate por las tardes leyendo Caras y Caretas o El Mundo Argentino. Y a el separatismo político no me asusta; pero este separatismo práctico me parece una cosa muy seria. Las provincias están llenas con estatuas de grandes hombres, sin contar las grandes mujeres, como Concepción Arenal y doña Emilia Pardo Bazán.

El que se ha llamado su primer estilo es ya el propio de un maestro en vía de formación que indaga y analiza hasta la quinta-esencia de lo que mira, apurando, concluyendo mucho en la ejecución aun a riesgo de parecer duro: ya tiene conciencia de lo que hace, pero esta todavía en lucha con la influencia de lo que le rodea y los modos de expresión que en torno suyo se emplean: ni la edad, ni la disciplina de discípulo, ni la falta de experiencia, le permiten romper con lo que en su escuela se considera más acertado: entonces su pintura se asemeja a la de Zurbarán y otros que tuvo por compañeros.

¿Una clase? esto es, un mundo, el abismo de la vida blanda y semiorganizada á la que aún falta la vértebra, la centralización huesosa, el sostén esencial de la personalidad. Interesan tanto más esos seres, cuanto que visiblemente por ellos empieza la vida. ¡Humildes tribus, descuidadas hasta entonces!

Comienza entonces una escena tan atrevida como original, calculada toda ella para producir la impresión más profunda; pero falta en las palabras de Isabel, que se lamenta de su suerte, y llora arrodillada ante su padre, esa expresión sencilla y natural, que su especial situación exigía; su narración está llena de galas retóricas, metáforas y antítesis.

Currita miró a Germán estupefacta, y este, conteniendo a duras penas una carcajada, que le pareció falta de respeto a su ilustre dueña, contestó muy grave. El cocinero encierra aquí a los que ha de matar para tenerlos más a mano. ¿Pero por dónde los mete?... ¡Si estaba la puerta tan atrancada!... Por la otra puertecilla de la sacristía que da junto a la cocina... ¡Ya!...

Cuando volvimos a la sala, Amaranta me dijo: Desde que doña María y la marquesa decidieron que no viniera Inés, parece que falta algo en esta tertulia. Aquí no hacen falta niñas, y menos la condesa de Rumblar, que con sus remilgos impedía toda diversión. Nadie se había de acercar a la niña, ni hablar con la niña, ni bailar con la niña, ni dar un dulce a la niña.

Como suele suceder en casos análogos, rodaron algunos adarmes de verdad envueltos en arrobas de patrañas, y algo se dijo que no iba del todo fuera de camino; mas por falta de datos secretos que enlazara los conocidos, anduvo a tropezones el juicio del público, y allí caigo, y aquí me levanto, acabó por extraviarse del todo.