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Deduzco yo de todo lo dicho que en España pudieran por ahora salir fallidas las leyes del libre cambio, porque al fin no hay ley ni regla sin excepción, y que, a no ser por otra ley más poderosa, la ley de afinidad europea, que nos hace seguir el movimiento ascendente de toda esta gran república o confederación de naciones, las agonías que pasamos pudieran convertirse en muerte.

Ni les salieron fallidas sus esperanzas, porque en todo el viaje se hallaron provistos de montería y de pesca con tal providencia, que en las mayores angustias era más abundante y de mejor cualidad el socorro.

Que estoy enamorado profundamente de usted, no necesito repetírselo, porque bien lo he demostrado. Por eso su carta me ha sumido en la desesperación; porque me persuade de que mis esperanzas han salido fallidas, y nuestras conversaciones de Marmolejo no han sido más que un sueño feliz, del cual conservaré grato recuerdo toda mi vida. Suyo hasta la muerte, Postdata.

Había que verla en tales momentos, entrar y salir en las habitaciones, recibir recados, pronunciar órdenes y darse aire de pariente. Sus esperanzas no quedaron fallidas. La duquesa viuda no pensó que un sepulcro abierto la eximía de permanecer fiel a sus principios de contradicción doméstica, y otorgó el consentimiento a su hijo, realizando así contra el duque un acto de oposición de ultratumba.

Aquí también se nos presenta el dueño de la embarcación, de buen humor ó mal talante, afable ó áspero, á medida que sus esperanzas acerca de los resultados del viaje se habían realizado ó quedado fallidas; esto es, si las mercancías traídas podían convertirse fácilmente en dinero, ó si eran de aquellas que á ningún precio podrían venderse.

No le salieron fallidas sus esperanzas, porque adquirió buen caudal y fué de todos muy estimado; y así la Real Audiencia como el arzobispo de Chuquisaca, le cometieron negocios de mucha monta para bien público; mas como sea tan ordinario en las cosas humanas el hacerse y deshacerse en un punto, mudando semblante á cada paso la fortuna, sin durar mucho en un estado, ya sea próspera, ya adversa, siendo sólo semejante á misma, en ser siempre inconstante, habiendo estado siempre para nuestro Alberto risueña y propicia, experimentó en estas mudanzas; porque de repente, no por qué causa, si ya no fuese para que levantase sus deseos á las cosas del cielo, cayó desplomada á tierra la gran máquina de su prosperidad.

Recuerdo cierto suelto de su mano que decía: «No es exacto que el Municipio trate de abrir en el Retiro un paseo para los carruajesEste suelto cayó como una bomba en el campo enemigo, haciendo en él graves destrozos, y estuvo a punto de dejar fallidas sus esperanzas.

Dedicóse al glorioso apóstol de las Indias San Francisco Xavier, para que desde el cielo mirase propicio con ojos de piedad aquella viña inculta de gentilidad, y la convirtiese con celestiales bendiciones en Jardín del Paraíso. No le salieron al Padre fallidas sus esperanzas.

Los libros de D. José, ya repletos de números, no contenían más que partidas fallidas, y daba dolor ver en sus garabateadas páginas el triste papel que hacían los Haberes junto a las nutridas columnas del Debe. Veamos cómo pasaba el tiempo la dueña de la casa. Entre bañarse, peinarse, vestir y arreglar a Riquín, se le iba la mañana.

Todas las horas de aquel día se le presentaban una a una tristes y sombrías; las decepciones que había sufrido, las esperanzas fallidas, las disputas acaloradas, hasta el abandono de Marcones. Y luego, lo porvenir. Esto era lo más negro. Dejar el bastón de alcalde que tantos años había empuñado con gloria, convertirse en un simple particular, en un quídam.