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En las cofas de sus palos había marineros que exploraban el mar, dando indicaciones á gritos, que hacían torcer el curso del vapor. En estas evoluciones empezaron á deslizarse por sus costados los restos del trágico suceso.

Frantz y Hullin, a la izquierda, observaban la meseta; Kasper y Jerónimo, a la derecha, exploraban el valle; Materne y los hombres de la escolta rodeaban a las mujeres. ¡Cosa extraña!

Mientras los rutinarios ingleses exploraban de Este á Oeste, Kane se proponía remontar en derechura al Norte y tomar posesión de aquella concha inexplorada. Su proyecto llamó la atención general. Un armador neoyorkino, Mr. Grinell, dió generosamente dos embarcaciones, auxiliando la empresa las sociedades científicas y el público todo.

La casa de Dios se convertía en establo guardador de la fortuna de sus adeptos. El cura, en un rincón, rezaba con las mujeres, siendo cortadas sus oraciones por chillidos de angustia y llantos de niños, mientras en los tejados y la torre los escopeteros exploraban el horizonte, hasta que llegaba noticia de que las aves de rapiña del mar se habían alejado.

Guardábanse en el desván mil cachivaches arrumbados que habían servido en otro tiempo a la pompa, aparato y esplendor de los Pardos de la Lage, y hoy tenían por compañeros al polvo y la polilla; por esperanza, la visita de muchachas bulliciosas, que de vez en cuando lo exploraban, a fin de desenterrar alguna presea de antaño, que reformaban según la moda actual.

Desde allí exploraban el terreno, observaban «si alguna se había atrevidoPor fin, cuando las sombras comenzaban a espesarse ya en las copas de los añosos robles, a la hora en que la niebla descendía de las montañas apercibida a fijarse en las narices, en la garganta y en los bronquios del honrado vecindario, todas las bellezas indígenas acudían casi en tropel al espacioso paseo. ¡Qué importaba un catarro, un reuma, ni siquiera una pulmonía, ante la deshonra de presentarse las primeras en el Bombé! ¡Ejemplo notable de fortaleza! ¡Caso portentoso del poder que en los pechos elevados ejerce el respeto de mismo!

Veían pasar como un desfile fantástico todo el resto del ejército: batallones y más batallones, baterías, tropeles de caballos. Luego, el silencio, la noche, un sueño sobre el polvo y las piedras, sacudido por terribles pesadillas. Al amanecer eran despertados por los pelotones de jinetes que exploraban el terreno recogiendo los residuos de la retirada. ¡Ay! ¡imposible moverse!

Se oyó tambien el tiro de una escopeta, al tiempo que se exploraban estas cosas, mas no se juzgó fuese señal del enemigo que estuviese vigiando. Tambien se vió en el campo, de esta parte del rio, entro una alta maciega, algo que corria velozmente: se sospechó que fuese espia del enemigo, pero otros mas probablemente la juzgaron avestruz.

Son tan escasas las noticias que tenemos de la region austral del Rio de la Plata, que no debe mirarse con desprecio la série de documentos oficiales que presentamos al público. No debe esperar el lector de hallar en ellos datos, y observaciones científicas. Los mas de estos diarios han sido llevados por oficiales que no tenian mas conocimientos que los de su profesion: pero, sin pretension y sin orgullo, relataban sencillamente lo que veian, y describian con una fidelidad apreciable los parages que exploraban. Estas relaciones suelen

Nada de esto sucedía ahora. El cielo comunicaba su alegría a la ciudad y la ciudad la comunicaba al corazón del que la recorría. Por las grandes ventanas enrejadas mis ojos exploraban sin obstáculo lo interior de las viviendas. En una cosían dos jóvenes vestidas de blanco, con rosas en el pelo. Al observar la mirada insistente que les eché, sonrieron burlonamente.