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Se intituló Gobernador y Capitan General de aquella provincia por Tupac-Amaru, haciendo expedir sin pérdida de tiempo, por su secretario Aguirre, cartas circulares y convocatorias para toda la jurisdiccion, en que mandaba, bajo de graves penas, se le uniesen para contribuir á la defensa comun, sacudir el mal gobierno y la opresion en que los habian puesto los corregidores, las aduanas, alcabalas y demas ramos de hacienda, nuevamente establecidos.

Había resuelto hacer muy pocas visitas de despedida, pretextando el mal estado de su salud. Después de almorzar, bajó al escritorio, y se ocupó de liquidar y poner en claro su cuenta personal. No intervenía en ningún negocio; y el trabajo de banca, que en otro tiempo le había gustado tanto, aburríale ya. Pero aquel día pareció que se le despertaban las aficiones, porque habló largamente de negocios con Ruiz Ochoa, recomendándole no dejase de interesarse en alguna subasta de pastas de oro para el Banco. «Me parece que este año he de comprar algún oro... Bien podéis andar aquí con mucho pulso en eso de acuñar tanta plata, porque este metal va para abajo y ha de ir mucho más. Al precio que tienen aquí las libras, vale más expedir oro, y por mi parte, me he de llevar todo el que pueda». En esto entró Ramón Villuendas, preguntando a cómo tomaban las libras, y la conversación vino a recaer sobre el mismo tema.

A Tucumán vino con este encargo el general La Madrid que, impaciente por obtener los reclutas y elementos necesarios para levantar su regimiento, no trepidó mucho en derrocar aquellas autoridades morosas y subir él al Gobierno a fin de expedir los decretos convenientes al efecto. Este acto subversivo ponía al Gobierno de Buenos Aires en una posición delicada.

La concurrencia crecía cada año, y era forzoso apelar al reclamo, recibir y expedir viajantes, mimar al público, contemporizar y abrir cuentas largas a los parroquianos, y singularmente a las parroquianas.

No obstante, aun en medio de esas formidables nieves del invierno, ha podido el hombre hacer triunfar su inteligencia y su audacia por los caminos comerciales que le permiten expedir libremente sus mercancías y viajar casi en todo tiempo.

El general sentíase de mal temple, y su mal humor se acrecentó al encontrarse con varias cartas, que tenía forzosamente que contestar: también había que expedir algunas órdenes. Si estuviera aquí Enrique dijo a su esposa, me ayudaría y se encargaría de eso; pero te opusiste a que viniese con nosotros. Ya sabes que éramos tres en el coche, y que no podía prescindir de mi doncella.

Pero como subsisten vigorosas las demas razones y fundamentos que forman una mas que semiplena probanza de la realidad del establecimiento de nuestros enemigos en aquellos propios terrenos, por eso, con justísima razon el poderoso invicto Monarca, que felizmente nos gobierna, tuvo á bien expedir la real órden de 29 de Diciembre de 1778, en que, á consecuencia de las actuaciones que promovió el distinguido y ardiente celo del Coronel D. Joaquin de Espinosa, se sirvió adoptar las oportunas y bien fundadas reflexiones que le hizo esta Capitanía General, en apoyo de la propuesta que el Coronel D. Joaquin explicó en su carta de fojas 143, del cuaderno 5, dejando á la discrecion de este Superior Gobierno el arreglo de las expediciones que han de egecutarse, con el importantísimo objeto de descubrir semejantes establecimientos, y salir de una vez de dudas y equivocaciones: graduando el tiempo en que convenga se verifiquen con la menos costa que sea posible: formando á este efecto las instrucciones que hayan de observarse, y cuidando de precaver en ellas todos los riesgos que las pueda empeñar en la pérdida de gentes, sin una necesidad muy urgente, y que no pueda remediarse ó alcanzarse, por razon de haber de hacer sus marchas por parages desconocidos.

En asuntos históricos me gustaba mucho defender a los personajes caídos: ya había hecho otro tanto con Felipe II. Mas a uno de los redactores, que ejercía al propio tiempo el cargo espinoso de expedir volantes a los suscritores para el cobro de los recibos, no le agradó esta defensa, y se autorizó el manifestar su opinión contraria.