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En fin exclamó el capitán , por la intercesión de Nuestra Señora y por el valor de Santiago, que puede contarlo como un milagro, nos hemos desembarazado de ese demonio. Pero que se haga la voluntad de Dios en todas las cosas. Hijos míos, de rodillas, y demos las gracias a Dios por ese testimonio de su bondad hacia los bienaventurados, y de su cólera contra los malditos.

Hombre, yo soy casado protestó Manzanares . No haga malas suposiciones: yo no pienso ya en esas cosas. Pero Maltrana insistió. Le gustaba la francesa y tampoco le parecía mal Conchita, aquella compatriota que iba sola a Buenos Aires. ¡Un hombre de mi edad! exclamó Manzanares . ¡Y con el estómago perdido!... Esa Conchita es una muchacha decente; no hay más que verla: una señorita.

Era sin duda de Lázaro, y casi sabía punto por punto lo que había de decir. Pero su sorpresa fué grande cuando miró la firma y vió: Claudio. ¡Claudio! ¿quién es Claudio? exclamó con la mayor confusión. La carta decía así: "Ya te he devuelto, amiga mía, á ese joven prisionero á quien tanto quieres.

Esa diablura la han puesto los ingleses entre un pueblo que llaman Liverpool y otro que nombran Manchester. Dice D. Salvador que aquello es volar. ¡Volar! ¡Soberbia cosa!... exclamó Sola con entusiasmo . Decir «quiero ir a tal parte ahora mismo» y.... Y salirse uno con la suya. Pues, te dirá: no hay caballos.

Hace usted muy mal en hacerse de rogar para venir, cuando sabe que lo queremos tanto... ¡No, no proteste! exclamó con alegría, golpeando suavemente con una flor el brazo del joven, que se estremeció al contacto de aquella caricia.

Diógenes, cada vez más postrado, lloraba en silencio; el viejo, buscando a tientas la mano del enfermo, añadió apretándosela con todas sus escasas fuerzas: Porque querrás que yo lo vea... ¿No es verdad, Perico?... Querrás confesarte... ¡, padre..., quiero! ¡Con usted... Ahora mismo! exclamó Diógenes tendiendo los brazos hacia él, como un niño que llama a su madre.

¡Cómo á una perdida! exclamó Montiño, que se estremeció, porque veía una nueva complicación. ... yo no había querido decirte nada, pero además del galopín Cosme Aldaba ha estado aquí una mujer. ¡Una mujer! ¡Buscándote! ¡Eso es mentira! ¡La querida del duque de Lerma! Montiño puso asustado su mano sobre la boca de su mujer.

Al fin levantó de entre sus ropas un manto y se envolvió rápidamente en él. ¿Decís, Manuel exclamó con voz concentrada y breve , que sabéis dónde están juntos ese hombre y esa mujer? dijo el bufón. Venid.

¡Maldita sea la alianza! ¡Y esto lo dice una dama española exclamó Villavicencio con entusiasmo el día en que nos llega la noticia de una gloriosa batalla, de esa gran victoria, señores, ganada por españoles, ingleses y portugueses en los campos de Albuera! ¡Otra batalla! exclamó la marquesa con hastío . Siempre batallas, y la guerra no se acaba nunca.

D. Quijote, , es él mismo dijo el inglés . D. Quijote degenerado y nacido de cruzamientos, pero que algo conserva de la generosa sangre del padre, como el mulo lleva en un poco de la dignidad y nobleza del caballo. ¡Cómo! ¿Llama usted mulo a un hombre como yo? exclamó Congosto requiriendo coléricamente la espada.