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Veo, pues, con verdadero contento la circunspección y el juicio con que casi todos los periódicos de España aconsejan al pueblo que se abstenga de tales manifestaciones, y la prudente energía con que el Gobierno se apercibe á prevenirlas ó á reprimirlas. Pero yo aún voy más allá en excitar al Gobierno á la longanimidad y á la paciencia.

Comprendió que el mejor partido era no excitar su naturaleza indómita, esperar que la amistad o su mismo orgullo la impulsasen a la generosidad. Hizo un esfuerzo para reprimir sus ímpetus ante la mirada altiva y provocativa de su amiga y dijo con abatimiento: Pues , Clementina, te lo confieso. Tu marido tiene en su poder lo poco que poseo. Si lo pierdo me quedo sin una peseta.

Doña Blanca, según se ve, iba ya perdiendo su aplomo y su dificultosa dulzura. El P. Jacinto empezaba también á amostazarse; pero hizo un esfuerzo heroico, y en vez de seguir adelante y de excitar la tempestad, procuró calmarla por cuantos medios se le ocurrieron. Tienes razón que te sobra contestó con mucha humildad. Yo debí disuadirte á tiempo de que concertaras esa boda.

Es cosa muy cargante para el historiador verse obligado a hacer mención de muchos pormenores y circunstancias enteramente pueriles, y que más bien han de excitar el desdén que la curiosidad del que lee, pues aunque luego resulte que estas nimiedades tienen su engranaje efectivo en la máquina de los acontecimientos, no por esto parecen dignas de que se las traiga a cuento en una relación verídica y grave.

Con esta adoración resuelta, con este prurito de ser correspondidos, se habían hallado muchos, o simultánea o sucesivamente. Ninguno había llegado a explicaciones. Doña Luz se supo componer de suerte que no se había visto nunca en la dura necesidad de dar formales calabazas, ni de excitar el resentimiento que esto trae consigo. Era difícil hablar a solas con ella.

Pero se burlaba de los castigos lo mismo que de las hermanas. Muchas veces le imponían por penitencia entrar en todas las clases, hincarse de rodillas en medio de ellas y hacer algunas cruces en el suelo con la lengua. No le importaba. Al contrario, lo que hacía era excitar la risa de las otras niñas con sus muecas. Quise saber algo de la madre Florentina.

Garuda parecía el genio familiar de la casa, el vivo resumen de los lares y penates de aquel hogar transportado desde el centro de Europa a la opuesta orilla del Atlántico. No quiero decir más para encarecer la felicidad de que Isidoro y Poldy gozaban, a fin de no excitar la envidia de los que me lean.

Lo dicho manifiesta la imposibilidad de dirigir la conducta del hombre por solo el sentimiento; y la literatura de nuestra época, que tan poco se ocupa de comunicar ideas de razón y de moral, y que al parecer no se propone sino excitar sentimientos, olvida la naturaleza del hombre, y causa un mal de inmensa trascendencia.

Núñez supo excitar la risa a su costa de tal manera unas veces, otras meter el bisturí tan adentro en las carnes de los desgraciados ausentes, que aparecían sus pobres entrañas palpitantes a la vista de los regocijados comensales. Clara estaba horrorizada de aquella murmuración insolente, de tanta hiel y tanta injuria.

El oficinista, al que apodaba «tinterillo» el estanciero, siguió fumando con la calma de un oriental que considera conveniente excitar la curiosidad de su interlocutor antes de emprender la conversación. Usted, don Carlos dijo al fin , fué en su juventud hombre de armas. Me han contado que cuando vivía en Buenos Aires tuvo varios duelos por asuntos de hembras.