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Pablo, mientras tanto, aumenta cada día el catálogo de sus delitos, pero la gracia divina no deja de buscarlo. Aparécesele el alma de Enrico cuando la llevan al cielo los ángeles; pero esta aparición, que debiera excitar la esperanza en su ánimo, es inútil. Todas las exhortaciones celestiales no logran desvanecer su desconfianza.

Las mujeres, vestidas ligeramente, con sólo una falda de percal, mostrando los brazos desnudos por debajo del pañuelo cruzado sobre el pecho, se encargaban de las cestas de provisiones, admirándolas con alabanzas para el rumboso señorito. El capataz elogiaba la calidad de los fiambres y de las aceitunas, que servían para excitar la sed.

Apénas podrían ofrecer una imágen pintoresca de los principales rasgos de la fisonomía española, y excitar mas ó ménos la curiosidad de los lectores colombianos bastante benévolos para favorecer con su atencion estas páginas. A fin de darles mayor utilidad, que el lector me permita hacer un resúmen de mis mas notables impresiones de viaje.

Las confiterías sevillanas de antaño tenían un aspecto general que no dejaba de ser característico; en el mostrador no se exhibían los dulces para excitar el apetito: antes por el contrario, se ocultaban los toscos tableros, que sólo se sacaban á petición del comprador; los botes con los almíbares y las conservas se colocaban en largas hileras en la estantería, en cuyo testero principal no faltaban nunca una hornacina, con una escultura religiosa ó con un cuadro devoto, ante el que ardía cierta lamparilla de aceite, y completaban el menaje del establecimiento dos grandes velones, una bandeja con jarro, vasos, un peso de cobre y uno ó dos bancos toscos, en los cuales tomaban asiento y descansaban por las tardes los amigos del dueño, que nunca dejaban de formar allí su tertulia, más ó menos numerosa.

«Señora: »Las bondades con que mi Señor y Rey, y, a la vez Vuestra Majestad, han concedido al humilde y desconocido Carlos, no han dejado ya de excitar la envidia, aun cuando la alta confianza que me hayan acordado sea un secreto que apenas pueden adivinar. ¿Qué sucedería si me viesen llegar a ministro? Los ultrajes que recibiría no se detendrían en , y puede ser que se elevaran más alto.

Carlos, tan singular y generoso a la vez; dotado de un corazón tan elevado y de un origen tan humilde; este personaje misterioso, que había muerto llevándose su secreto, llegó a excitar vivamente la curiosidad de Fernando y más todavía el interés de Isabel.

Después de una pausa larga, añadió humildemente: No puede usted figurarse cuánto me disgusta el observar la envidia de D. Narciso. ¿La envidia? preguntó el sacerdote con sorpresa. ¿A quién tiene envidia? A usted, padre, a usted repuso con firmeza la joven. No, hija, no dijo el P. Gil todo azorado. Yo no puedo excitar la envidia de nadie... Soy un pobre clérigo... un miserable pecador...

Al propio tiempo me acontece que siento en otra clase de fenómenos que no están pendientes de mi voluntad, que yo no puedo excitar ó quitar cuando quiero; sino que están sometidos á ciertas condiciones, de las que me es imposible prescindir, so pena de no alcanzar lo que me propongo.

Era una historia de amor, y esto bastaba para excitar su curiosidad. Vamos a ver en seguida lo de Pablo y Virginia exigió con su ímpetu de niña caprichosa . Debe ser muy lindo... Yo no sabía que eran de este país. Llegó el automóvil al Alto de Boa Vista, extensa plaza limitada por el bosque y unas casas bajas, con jardines en el centro y un kiosco de conciertos.

Si, pues, este libro puede contribuir á divulgar tales ideas y á excitar el deseo de crear entre nosotros un drama nacional, habré logrado la más grata recompensa á mi trabajo.