United States or Vietnam ? Vote for the TOP Country of the Week !


La joven se puso a caminar silenciosamente al lado de su aya, hasta que siguiendo por un sendero estuvieron fuera de la vista de la ventana. Entonces le preguntó con voz casi ininteligible: Marta, ¿qué os ha dicho Catalina? ¡Qué pálida estáis! ¿Estáis disgustada, verdad? No ha sido nada balbuceó Catalina , una triste noticia; en seguida se me pasará esto.

Pero no viéndoles en más de media hora que allí estuvieron, continuaron su camino por la Virgen del Puerto, con ánimo de subir a la calle Imperial por la de Segovia.

Los ojos del aya, mientras duró esta brevísima escena, no se alzaron de la mesa, y sus labios estuvieron contraídos con sonrisa dura y nerviosa. El conde clavó la vista en su mujer y se alzó de la silla pausadamente. En este momento penetró el criado en el comedor diciendo: Un señorito joven y rubio, que viene de Vegalora, pregunta por los señores. Que pase adelante. Los amigos del conde.

Habiendo de la guerra descendido, Poblar á Buenos Aires fuè acordado: De la Asumpcion Garay hubo salido, De todos adherentes aprestado; Con él muchos soldados han venido, Y habiendo en Santa-Fé desembarcado, Allì estuvieron dias esperando, Los caballos, que vienen caminando.

Entre tanto, la de Rubín estaba sola con la enferma, porque Severiana se fue a la cocina. Le arregló las almohadas, y después ambas se estuvieron mirando. Fortunata pensaba en la simpatía inexplicable que aquella mujer le había inspirado siempre, a pesar de ser tan loca y tan mala. ¿Sería tal simpatía un parentesco de perversidad?

No era prudente traerlas entre los ocho marineros que le quedan y en los cuales la disciplina comenzaba á relajarse: además, aquellas pobres criaturas eran casadas. «Sivu, mujer de Metek, y Aningna, consorte de Marsingaestuvieron llorando por espacio de cinco días.

Repetidas veces lo había dicho en alta voz. El cocinero estaba harto de saberlo. ¿Por qué, pues, lo mandaba a la mesa? Indudablemente por molestarla, por inferirle una ofensa. Esta patética consideración la enterneció de tal modo que estuvieron a punto de saltársele las lágrimas. De todos modos él cuidaría severamente de recordárselos.

Experimentó fuerte sacudida y se volvió con su peculiar viveza. D. Prisco, el párroco de Entralgo, estaba frente á él. Ambos abrieron los brazos á un tiempo y quedaron estrechamente enlazados. Largo rato estuvieron de este modo. El viejo militar sollozaba: el sacerdote le encomendaba silenciosamente á Dios.

Los cuadrilleros, que no entendían el frasis de don Quijote, y se veían malparados de don Fernando, Cardenio y sus camaradas, no querían sosegarse; el barbero , porque en la pendencia tenía deshechas las barbas y el albarda; Sancho, a la más mínima voz de su amo, obedeció como buen criado; los cuatro criados de don Luis también se estuvieron quedos, viendo cuán poco les iba en no estarlo.

Le dejo ver un chiquito de mi alma, alguna rareza mía, y después me asusto de que él pueda adivinarme toda". "28 de marzo. "Hemos jugado anoche a la lotería por moneditas, con Julio y varios muchachos que también estuvieron. Pero Julio y Eduardo nos dejaron temprano. Claro, la lotería resulta un juego tan tonto, y tenían tan poca gracia los chistes que hacía uno de los muchachos.