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Aquí igualmente se veía el germen del mercader de arrugado ceño, barba gris y rostro devorado de inquietud, en el joven dependiente, lleno de viveza, que va adquiriendo el gusto del comercio, como el lobezno el de la sangre, y que ya se aventura á remitir sus mercancías en los buques de su principal, cuando sería mejor que estuviera jugando con barquichuelos en el estanque del molino.

Y lo mismo confirmó Cardenio, don Fernando y sus camaradas; y aun el oidor, si no estuviera tan pensativo con el negocio de don Luis, ayudara, por su parte, a la burla; pero las veras de lo que pensaba le tenían tan suspenso, que poco o nada atendía a aquellos donaires.

Mi hermano es un fanático descreído; a su falta de fe llama convicción honrada: sería capaz de echárselas de mártir de sus ideas y renunciar a la chica antes que aceptar el trato. ¿Está Vd. seguro de esa energía? ¡Ojalá no lo estuviera! Piense Vd. que nos sobrarán medios, toda clase de protección. Imposible. Entonces habrá que tomar otro camino.

Juan parte mañana, y no volveré a verlo hasta dentro de veinte días, durante los cuales tendré tiempo de interrogarme, consultarme, y saber lo que pasa en . Bajo mi aire ligero, soy seria y reflexiva... ¿No es así? , lo reconozco. Pues bien, voy a dirigiros una súplica, como lo haría con nuestra madre si estuviera aquí presente.

Y si, contemplándolo de cerca, ese beso se dirigía también a otra, ¿qué me importaba? Era tan joven todavía, que no podía pretender semejante cosa para sola. Volví una vez más a mi idea predilecta: ¿Qué haría yo si estuviera en el lugar de Marta?

Por primera vez sentía disgusto pensando en cómo deshacerse de una mujer, no porque estuviera realmente enamorado, aunque Cristeta le gustaba sobremanera, sino por lástima. Tenía la costumbre de gozar las conquistas y renunciar a ellas con indiferencia, sin pensar poco ni mucho en cuál fuese luego la suerte de la que abandonaba.

Pero la de la liquidación apuntaba en la esfera de la Bolsa. ¿Y qué hacer? ¡Acudir, otra vez, a los ahorrillos! Era preciso ver antes si quedaba algo todavía, pues bien podía ser que su cuenta corriente estuviera exhausta, como bota de vino que las libaciones frecuentes han exprimido.

Nos decía que en el fondo del mar hay, como en la tierra, bosques, praderas, desiertos, montañas, volcanes, islas madrepóricas, barcos sumergidos, tesoros sin cuento y un cielo de agua casi igual al cielo de aire. A todo esto, muy verdad, unía las invenciones más absurdas. Algunas veces decía el mar se levanta como una pared, y en medio se ve un agujero como si estuviera lleno de perlas.

Si la líquida masa del arroyo no se arrastrara hacia el mar y estuviera inmóvil como la de un lago ó estanque, cada ola concéntrica se extendería en círculo con perfecta regularidad; pero la corriente es rápida, las moléculas de agua cambian de punto constantemente y, por consecuencia, el círculo regular, como la línea recta, son una pura abstracción.

Las grandes fortunas, como los hombres grandes, se atreven a cosas que, por regla general, asustan a las fortunas pequeñas y a los hombres chiquitines. ¿Valor? No. Fuerza, peso, volumen. Además, esto de tener el dinero en acciones es, poco más o menos, como tenerlo en fichas. Uno no le concede el mismo valor que si estuviera en billetes, y se lo juega. Todo el mundo pica.