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En el extremo superior un grupo de azucenas rodeado de espigas; abajo de éstas, a cada lado, grandes malváceas de anchos pétalos, y en seguida estupendas rosas de apretado seno, capullos vigorosos, hojas de lirio gráciles y flexibles.

Los hechos mas insignificantes se convierten en episodios de sumo interes, las vulgaridades en golpes de ingenio, los desenlaces mas naturales en resultados de combinaciones estupendas. Todo converge hácia él: la misma historia de su pais no es mas que un gran drama, cuyo héroe es él; todo es insipido si no lleva su nombre. La influencia del orgullo es peor para los negocios que la de la vanidad.

Pero las cogidas de toro eran su especialidad, y en ellas aguardaba siempre las más estupendas curaciones, como si los cuernos diesen al mismo tiempo la herida y el remedio. El que no muere en la misma plaza decía casi puede decir que se ha salvado. La curación no es mas que asunto de tiempo.

; pero ese prodigio no acontecerá mañana, hija querida dijo Cordero sonriendo . Por ahora nos contentaremos con las tres mulitas de Peralvillo. Entraron la casa, donde hallaron a D. Primitivo Cordero, sobrino de D. Benigno, que venía a pasar unos días en los Cigarrales, y traía estupendas nuevas de la Corte, entre ellas la muerte del Rey.

Mas léjos se levanta el magnífico grupo nevado del Diente-del-Mediodía y detras y al S. E., en un inmenso horizonte de colosos de granito, las inextricables y estupendas montañas que forman las cadenas del Monte-Blanco y el San-Bernardo.

Encerrado entre montañas estupendas y abruptas, el valle ofrece los mas raros contrastes de alegría risueña y salvaje aspereza, de rústica tranquilidad y de grandiosidad en las formas y desolacion en algunos objetos.

El mar ruge, se recoge, se encrespa, se lanza colérico sobre la playa en estupendas moles, se estrella y despedaza, chispea y se desata en mil torbellinos resplandecientes, apagando casi instantáneamente el chasquido y hervor de cada ola, al retirarse frotando el cascajo de la amplia liza en que sostiene su combate, con el estruendo de las grandes ondas que parecen bombardearse en las lejanas sinuosidades del inmenso abismo....

Media hora de retraso en el nacimiento de una hoja infundía grandes esperanzas en el público, que se imaginaba encontrar noticias estupendas. Todos se arrebataban los últimos suplementos; todos llevaban los bolsillos repletos de papel, esperando con ansiedad nuevas publicaciones para adquirirlas. Y todas las hojas decían aproximadamente lo mismo.

En casa de Marmitón ponían en las nubes el milagro, y sólo en boca de Lituca eran comedidas las alabanzas y se refrenaban los plácemes, aunque bien los voceaban los ojos, como si la fuerza de una ley oculta impusiera aquella limitación a los impulsos de su alma; por el pueblo «se corrían» ya las noticias más estupendas a propósito de esta resurrección mía, y me colgaban, con lo cierto, planes y calendarios que jamás me habían cruzado por las mientes; teníanme, no ya por el continuador, sino por el reformador omnipotente de la obra tradicional de los Ruiz de Bejos, por un don Celso refundido y hasta mejorado, no solamente «en estampa y ropajes», sino también «en posibles y en magín»; por la noche iban a la casona los tertulianos con las ideas empapadas en estas fantasías, y me veía negro para rebajar muchas partidas de la cuenta galana y poner las cosas en su punto... En fin, que dentro de y en derredor mío era plácido y risueño todo lo que poco antes había sido triste y aflictivo y tenebroso.

Miquis lo conocía y le pasaba la miel por los labios, contándole cosas estupendas, algunas de ellas falsas, y describiéndole aquellos apartados mundos donde ella no podía penetrar sino con la fantasía, mejor aún, con su ferviente anhelo. «Hace pocas noches le dijo comí en casa de la duquesa con tu Pez. Parece que se va a nadar a la Habana, porque aquí se queda en seco.