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Pronto adquirió fama en la Universidad de buen estudiante, y más particularmente de muchacho despejado e ingenioso. Comenzó a llamársele entre los compañeros Riverita a causa de su figura exigua y también por su carácter alegre y decidor.

Explicáronle quién era Clara y por qué estaba allí; más no por eso pudo dominar el estudiante la respetuosa y fuerte sorpresa que le había producido. Estuvo encogido y como asombrado todo el día, y temblóle la voz cuando quiso hablar con ella, y se calló al fin por temor de decir mil disparates.

Mientras el soldado alemán de baja clase pillaba lo que podía y fusilaba ebrio lo que le saltaba al paso, el estudiante guerrero leía en el vivac á Hégel y Nietzsche. Era demasiado culto para ejecutar con sus manos estos actos de «justicia histórica». Pero él y sus profesores habían excitado todos los malos instintos de la bestia germánica, dándoles un barniz de justificación científica.

¡Lástima que no haya llegado el estudiante para solemnizar debidamente toda la Noche-Buena! Porque ésta tiene en la aldea varias peripecias. Después del placer de preparar la cena y del de tragarla, falta el de la llegada de los marzantes, por los cuales ha preguntado ya muchas veces el vapuleado chicuelo, á quien, la verdad sea dicha, preocupan todavía más que la tardanza de su hermano.

Marcelo Valdés, el mejor estudiante de la clase, el preferido de monsieur Jaccotot, se puso de pie y dijo, tartamudeando: Yo he sido, monsieur Jaccotot... No creía hacer nada malo... Le pido que me disculpe...

Isidora diría que al volver a su casa desde la de su tía se había encontrado al joven, amigo íntimo, deudo y aun pariente lejano del señor Canónigo. Era, no ya estudiante, sino médico hecho y derecho, y bien podía prestar servicios tan excelentes como gratuitos a una familia que no gozaba de perfecta salud.

La vida de Gabriel en el Seminario fue la existencia monótona y vulgar del estudiante laborioso: triunfos en las controversias teológicas, premios a granel y el honor de ser presentado a los compañeros como modelo. De vez en cuando, algún canónigo de los que explicaban en el Seminario entraba en el jardín. El muchacho marcha muy bien, Esteban.

El conde se veía apurado y contestaba vagamente a las preguntas. Pues contra ese mal, señor conde apuntó Saleta, no hay mejor medicina que el hierro. Verá usted... Yo he padecido muchísimo de las muelas siendo estudiante.

Cada vez que volvía a su casa el estudiante, era recibido por su padre con la misma caricia muda. El duro había sido reemplazado por billetes de Banco, pero la garra poderosa que se posaba sobre su cabeza, acariciábale cada vez con mayor flojedad; pesaba menos. Rafael, por sus ausencias, notaba mejor que los demás el estado de su padre. Estaba enfermo, muy enfermo.

Muy buena para la alcaldesa de Palomares. ¡Una cama de matrimonio! ¡Y qué cama! Una grosería. ¿Y lo demás? Nada. Allí no hay sexo. Aparte del orden, parece el cuarto de un estudiante. Ni un objeto de arte. Ni un mal bibelot; nada de lo que piden el confort y el buen gusto. La alcoba es la mujer como el estilo es el hombre. Dime cómo duermes y te diré quién eres. ¿Y la devoción?