United States or Angola ? Vote for the TOP Country of the Week !


En medio de mis costumbres estrambóticas que reducían a muy poco mi sueño y me mantenían en un estado de fiebre, conservaba ciertas energías, insaciable hambre del espíritu que había acrecentado el afán por el trabajo, haciendo más sabroso el placer que él me procuraba.

Concluí por reírme de mis alucinaciones estrambóticas; salí del tocador, y ayudé, sin ser hora todavía para ello, a arrastrar a mi madre en su sillón hasta el saloncillo en que recibíamos las visitas.

Guillermina permaneció en pie, diciendo para : «¿qué será?». «Si persiste usted agregó en voz alta , en tener esas ideas estrambóticas, es difícil que yo la consuele. No nos entenderemos nunca». En aquel momento la pecadora clavaba sus ojos en la santa. Se le estaba pareciendo a Mauricia.

Al lado de esto se hallaban unos vasos mejicanos con estrambóticas pinturas y enrevesados signos, que no parecían sino cosa de herejía.

Pero hay que convenir en que algunas veces se necesita para ello un heroísmo superior a la naturaleza humana. La solterona, que las cogía por el aire, le clavó una mirada rencorosa y maligna. ¡La naturaleza humana! exclamó con displicencia. La naturaleza humana presenta algunas veces formas tan estrambóticas que hasta el heroísmo sería ridículo en ellas.

Acostumbrado a pasarse los días y las noches al sereno, en espera de la liebre, del conejo o de la perdiz; hecho a apretarse la cintura con una cuerda, a la manera de los salvajes, en las muchas ocasiones en que le faltaba un mendrugo de pan que roer, el mísero ratoncillo era dichoso cuando le tocaba cazar con gente de pro, de la que se lleva al cazadero botas henchidas de lo añejo, lacones cocidos y cigarros; ufanábase cuando le celebraban sus patrañas: las narraba cada día con mayor seriedad, convicción y tono ingenuo, y a todas las chanzas respondía invocando a Dios y a los santos de la corte celestial en apoyo de sus aseveraciones estrambóticas.

La torre del reloj, cuadrada, desnuda, monótona, partiendo el edificio en dos cuerpos, y éstos exhibiendo los ventanales con sus bordados pétreos; las portadas que rasgan el robusto paredón, con sus entradas de embudo, compuestas de atrevidos arcos ojivales, entre los que corretean en interminable procesión grotescas figurillas de hombres y animales en todas las posiciones estrambóticas que pudo discurrir la extraviada imaginación de los artistas medievales; en las esquinas, ángeles de pesada y luenga vestidura, diadema bizantina y alas de menudo plumaje, sustentando con visible esfuerzo los escudos de las barras de Aragón y las enroscadas cintas con apretados caracteres góticos de borrosas inscripciones; arriba, en el friso, bajo las gárgolas de espantosa fealdad que se tienden audazmente en el espacio con la muda risa del aquelarre, todos los reyes aragoneses en laureados medallones, con el casco de aletas sobre el perfil enérgico, feroz y barbudo; y rematando la robusta fábrica, en la que alternan los bloques ásperos con los escarolados y encajes del cincel, la apretada rúa de almenas cubiertas con la antigua corona real.

En cierta ocasión, habiendo hablado en un artículo del mondadientes de marfil de una dama, viéndose obligado á repetirlo por la fuerza de la sintaxis y pareciéndole vulgar la palabra palillo, llamó á aquel objeto el ebúrneo estilete. Por esta razón aparecían en sus escritos unas palabrejas que sus enemigos, en el furor de la envidia, llamaban estrambóticas.