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Cuanto la licencia alargas, La obligación disimulas. Señor, en dueñas y en mulas Están bien las tocas largas. Mucha honestidad promete, 505 Y es decoro justo y santo. Una viuda con un manto Es obispo con roquete. Fuera de esto, aquel estar Siempre en una misma acción 510 No mueve la inclinación Que el traje suele obligar. Ver siempre de una manera Á una mujer es cansarse.

Apaciguose el doctor y dijo: Todo eso está bien y es cierto; pero no impide que yo, por culpa suya, llegue tarde; los buenos puestos ya están tomados, y distribuidas las cruces. Vamos a ver, ¿dónde está el general, para presentarle mis quejas? Soy yo. ¡Oh!, ¡oh! ¿De veras? , doctor, yo soy, y le nombro nuestro médico mayor. ¡Médico mayor de los guerrilleros de los Vosgos! ¡Bien; eso me agrada!

D. José María Gutiérrez de Alba, paisano de Monroy, poeta distinguido y viajero español en América, y autor de una curiosísima relación de sus viajes por Colombia, que, como tantos otros trabajos que honrarían á nuestra nación, están inéditos hasta ahora, por falta de editor que los publique.

»Acabado de cantar, se entraron y salió uno con una Ropa de damasco y dixo una loa, y dicha se entró, y salieron á representar la comedia de La rueda de la fortuna, que significa los estados del mundo, y como se truecan, y para que se conozcan, y las zizañas y trayciones, que en él ai, y el tormento y ynquietud, con que, aun los que estan en alto estado, padecen, y el engañoso bibir con que biben, etc...»

Por Yucatán estuvo el imperio de aquellos príncipes mayas, que eran de pómulos anchos, y frente como la del hombre blanco de ahora. En Yucatán están las ruinas de Sayil, con su Casa Grande, de tres pisos, y con su escalera de diez varas de ancho.

Seguro estoy de que sigilosamente y al oído, para no delatar á nadie, sin suficientes pruebas, no nos declara, ni el más zahorí en estos asuntos, dónde están veinte millones siquiera, el tercio de los sesenta que de Cuba han de haber venido á la Península. Los doscientos millones, pues, ó no se le quitaron al Tesoro ó casi todos ellos se quedaron en Cuba. Pretende el Sr.

Yo soy aquél para quien están guardados los peligros, las hazañas grandes, los valerosos fechos...» Y por aquí fue repitiendo todas o las más razones que don Quijote dijo la vez primera que oyeron los temerosos golpes.

Sin duda vms. no tienen moneda del pais, pero tampoco se necesita para comer aquí, porque todas las posadas establecidas para comodidad del comercio las paga el gobierno. Aquí han, comido vms. mal, porque estan en una pobre aldea; pero en las demas partes los recibirán como se merecen.

Me lo han dicho personas que pueden saberlo... De no ser así, no me hubiese comprometido á darles ayuda. Lo afirmó varias veces, de buena fe, con una absoluta seguridad en las gentes que le habían hecho la promesa. Echarán á pique, si pueden, los navíos de los aliados que están en los Dardanelos. Pero ¿qué nos importa eso?... ¡Es la guerra!

Concurrieron á las escuelas 20 niños y se vacunaron 19. Se sustanciaron 3 causas, se sortearon 62 mozos, de los que se sacaron 2 soldados. Hay puesto de Guardia civil al mando de un sargento europeo; compone su dotación de cuadrilleros 16 individuos y 6 el número de caudillos para vigilar sus barrios. Su Tribunal, lo mismo que la escuela, están en casas particulares.