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La causa es obvia; la impresion del momento es viva; prepondera sobre todo, lo señorea todo con la simpatía natural al hombre, se propaga como un flúido eléctrico, y corriendo adquiere velocidad y fuerza; lo que al principio era una chispa, es á pocos momentos una conflagracion espantosa.

Hoy mismo, agobiado por la espantosa desgracia, en la calle, sin fortuna y sin crédito, sostenía que no, que la culpa no era de él, que la cosa había sucedido sin saber cómo, inopinadamente, por sorpresa o mala suerte, pero que estaba en lo cierto al asegurar que, lo que la Bolsa quita, la Bolsa vuelve a darlo. ¡Ay, Dios mío! ¡Dios mío! Gimió sin consuelo, largo rato.

No ha pasado un solo dia: espantosa, aterradora, es siempre la horrenda hora del crímen y la maldad; es lo que ensueño parece por el infierno abortado, lo infame al horror llevado; lo infinito en la crueldad.

Esos vestidos son de Milagros. Ayer, ¡si vieras!, tuvo la pobre una espantosa reyerta con ese caribe del marqués. Que si él era el que gastaba, que si gastaba más ella, que si , que si yo... Por poco hay una tragedia.

Se pasó la noche y se vino d día, que nos halló a los dos en mitad del patio, ella no vuelta en , y a junto a ella, en cuclillas, atento, mirando su espantosa y fea catadura.

Desde la primera palabra que aquel hombre dijo, tomó el semblante del cocinero una expresión espantosa de sorpresa y de rabia, que fué aumentando á medida que el otro pronunciaba su poco cortés, aunque breve razonamiento, y habían ya acabado, y aún duraba el mutismo colérico de Montiño y su temblor horrible.

Sólo dos bienes poseía: juventud y valor, y ambos los puso al servicio de la libertad, porque instintivamente le pareció buena aquella aspiración que tanto entusiasmo despertaba: vio alistarse como milicianos a sus compañeros de imprenta, les imitó, y de aquí el vistoso uniforme con leopoldina de plumero que parecía un gallo desmayado, el pecho lleno de trencillas y la corneta presa entre cordones rojos, con los cuales arreos rechazaba en formación o revista al más amigo gritando: «¡atrás paisanoSu indignación cuando Tirso le dijo: «¡quita de ahí, mamarrachofue espantosa; mas como Pateta no era malo, su propósito de venganza no pasó del deseo de jugarle una mala partida: no ambicionó causarle daño, sino rabia; no sería la suya venganza, sino truhanada.

Y si lo hubiera, si yo agradase a Pepita de otro modo que como amigo, si la mujer a quien mi padre pretende se prendase de , ¿no sería espantosa mi situación? Desechemos estos temores fraguados sin duda por la vanidad. No hagamos de Pepita una Fedra y de un Hipólito. Lo que empieza a sorprenderme es el descuido y plena seguridad de mi padre.

Sin embargo, el partido que Belinchón acaudillaba admiraba la decisión y el valor de su jefe. Este, por la noche, tuvo una espantosa pesadilla. Soñó que el sable del director del Porvenir le abría por el medio. Una mitad se la llevaba el vencedor como trofeo. A Sarrió sólo volvió la otra mitad. Sus mismos gritos le despertaron.

Por primera vez después de la espantosa catástrofe sonrió Currita, con aquella sonrisa de diablillo, señal en ella de alguna idea feliz que pasaba por su mente.