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En esta parte merecen especial mención los esfuerzos ilustrados de dos músicos de talento, á saber: de Carnicer y Masarnau, los cuales han compuesto para el bolero, la tirana, el polo, etc., nuevas y características melodías, que dentro de poco serán sin duda populares. EDAD DE ORO DEL TEATRO ESPA

Y Flora, que era una excelente muchacha, hacía esfuerzos inútiles por sofocarlo, por volverlo al infierno, de donde sin duda había salido.

Algunas, por su donaire, llamaban la atención y lucían la viveza de su ingenio en medio de un grupo que las aplaudía, mientras el pobre hombre víctima de sus burlas, con el rostro encendido y desfigurado por una sonrisa forzada, hacía inútiles esfuerzos por exprimir el ingenio y sacar de él alguna respuesta graciosa.

Ella también, sin duda, le guardaba mayor afección, agradecida a los cuidados prodigados a su padre y al éxito de sus esfuerzos para salvar la cristalería. ¿Y no era una gracia suprema que demostrase haber olvidado las palabras locas en que dejó escapar su secreto, en una noche de fiebre y de angustia? No, ella no comprendería jamás cuánto la amaba. Y ahora, ¿cuándo la volvería a ver?

Fue en 1848, a favor de la revolución de febrero y por los esfuerzos de M. Schelder, director de colonias entonces y actual senador inamovible, cuando los negros de la Martinica y de la Guadalupe se emanciparon.

Corrí a buscar una escalera, que arrastré hasta la ventana de la biblioteca, y con esfuerzos sobrehumanos conseguí levantarla y apoyarla sólidamente contra la pared.

Prescindiendo de los esfuerzos que por algunos instantes hace el filósofo para descubrir la base de los humanos conocimientos, es fácil de notar que él mismo se confunde luego con el comun de los hombres. Esas cavilaciones no dejan rastro en su espíritu en lo tocante á la certeza de todo aquello de que está cierta la humanidad.

Esa razon existe; negarla es negarnos á nosotros mismos; no querer reconocerla, es rechazar el testimonio de la conciencia que nos asegura de ello en el fondo de nuestra alma; es hacer impotentes esfuerzos para destruir una conviccion impuesta irresistiblemente por la naturaleza.

Desde las nueve de la mañana no había probado cosa ninguna, y el cansancio del camino, los esfuerzos mentales y la gran fatiga moral de aquella noche le habían rendido hasta el punto de que no podía tenerse. Subió con los demás, sin fuerzas para emprender á aquella hora el viaje á casa de su tío. La comitiva, guiada por el poeta clásico, se internó en la escalera.

¡Bah! no sabes lo que podemos hacer dentro de algunos años, contestó Isagani; no sabes la energía y el entusiasmo que en el pais se despiertan despues de un letargo de siglos... España nos atiende; nuestros jóvenes en Madrid trabajan noche y día y dedican á la patria toda su inteligencia, todos sus instantes, todos sus esfuerzos; voces generosas se unen allá á las nuestras, políticos que comprenden que no hay mejor lazo que la comunidad de intereses y sentimientos; ¡se nos hace justicia y todo augura para todos un brillante porvenir!... Verdad es que acabamos de sufrir un pequeño desastre, nosotros los estudiantes, pero la victoria va triunfando en toda la línea... ¡está en todas las conciencias!