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La verdad es, sin embargo, que tales comedias no eran las de su predilección. Comprendió perfectamente que el lujo escénico daña más que favorece á la esencia del arte dramático.

Cuando algunos teólogos han dicho que el atributo constitutivo de la esencia de Dios era la inteligencia, han emitido una idea que encierra un sentido filosófico admirablemente profundo. La inteligencia es esencialmente activa; ella misma es actividad.

Tanta ingenuidad, ya conocida del incrédulo Delfín, era una de las cosas que más le encantaban en ella. Tiempo hacía que él notaba cierta sequedad en su alma, y ansiaba sumergirla en la frescura de aquel afecto primitivo y salvaje, pura esencia de los sentimientos del pueblo rudo. ¿Me engañarás otra vez, farsantuelo? No claves tanto, hija, que duele.

El día de mañana aportaría su ración de pesadumbre, y lo mismo el siguiente y los sucesivos: cada uno traería su propio pesar que, en esencia, era sin embargo el mismo que ahora le parecía tan inmensamente doloroso.

Al formularse esta palabra en su cerebro, el corazón le dio un vuelco sin saber por qué. Sintió vagamente que había chocado con algo donde asirse y quedó sumido nuevamente en profunda meditación. No hay que dudarlo. Lo que la ciencia puede darme son las relaciones de las cosas bajo el imperio del tiempo y el espacio. Jamás me dirá su esencia.

Cuando las cosas existen en Dios, no son nada distinto de Dios; están representadas en la inteligencia infinita, la cual con todas sus representaciones, es la misma esencia infinita.

La ulterior satisfaccion que en tal caso pudiéramos desear, nos es imposible alcanzarla, en no viendo intuitivamente la esencia infinita donde se halla la primera y la última razon de todo.

Por otra parte, el entendimiento, en su esencia, es semejante a Dios; nadie le ve, nadie le conoce, nadie le reverencia y acata sino en sus obras.

La expresion se refiere á cosas determinadas, concebidas por nosotros, pero prescindiendo en aquel caso de que sea esta ó aquella la esencia de que hablamos, y comprendiendo todas las que no ofrecen repugnancia.

Los amores son la esencia de mi vida y los guardo en mi corazón como si fuesen una perla del Oriente. Estoy abrumado, estoy tan pronto rabioso como desmadejado, estoy que me llevan los demonios, porque, ante todo y sobre todo, soy un artista, y aquí, en esta ciudad, no se me comprende ni hace justicia. Por lo pronto, soy un maestro artista en zapatería.