United States or Russia ? Vote for the TOP Country of the Week !


Diego de Arana, gobernador. Pedro Gutiérrez, teniente. Rodrigo de Escobedo, teniente. Maestre Alonso, físico. Diego Lorenzo, alguacil. Luis de Torres, intérprete. Lope, calafate. Domingo de Lequeitio. Jacome el Rico, Genovés. Pedro de Lepe. Alonso Morales. Andrés de Huelva. Francisco de Huelva. Repítalos por siempre la historia.

Los nombres de estas diez personas no corresponden con los de la lista de Navarrete y no pueden agregarse á ella, porque en tal caso, añadidos también los de Diego de Arana que es sabido quedó por gobernador, y los de sus tenientes Rodrigo de Escobedo y Pedro Gutiérrez, sumarían cincuenta y tres, cifra que excede con mucho á la registrada oficialmente.

Cristóbal Colón, capitán de Sus Altezas. Juan de la Cosa, maestre, de Santoña. Sancho Ruiz, piloto. Alonso Pérez Roldán, piloto. Maestre Alonso, físico, de Moguer. Maestre Diego, contramaestre. Rodrigo Sánchez de Segovia, veedor. Pedro Gutiérrez, repostero de estradas del Rey. Rodrigo de Escobedo, escribano de la Armada. Diego de Arana, alguacil mayor, de Córdoba. Diego Lorenzo, alguacil.

No quedó rincón madrileño que no vieran, desde el Campo de Guardias hasta la Pradera del Canal, y desde la Fuente de la Teja hasta las Ventas del Espíritu Santo, ni encrucijada por donde no pasaran, siendo uno de sus placeres favoritos examinar los lugares del Madrid antiguo descritos en novelas de capa y espada a cuarto la entrega, en las cuales aprendieron a retazos y malamente episodios que les hacían mirar ciertos sitios con un respeto entre ridículo y poético, dando como seguro que Felipe II presenció el asesinato de Escobedo desde un portal de la calle de la Almudena, y comentando, como si hubieran asistido a ellas, la muerte de Villamediana junto a San Ginés o aquella aventura en que Quevedo desafió a un hidalgo que había pegado un bofetón a una señora. ¡Qué diferencia había entre el entusiasmo con que iban adquiriendo aquella dislocada erudición de lances madrileños y el desprecio con que miraban las biografías latinas de Cornelio Nepote y los Trozos escogidos, que a ellos les parecían la pura esencia de lo inaguantable!

Contestóles Reseguin verbalmente en los términos mas benignos y eficaces para consolarlos, y no obstante su corto número de tropas, determinó dejarles á D. Joaquin de Soria, teniente del regimiento de infanteria de Savoya, oficial de acreditado espíritu y conducta, con 25 veteranos y salteños: destacamento que le pareció suficiente, así para tranquilizarlos, como para sostener la expedicion, que de aquellas propias milicias habia dispuesto entrase en la provincia de Lipes, con las miras de hacer presos á los cabezas principales de aquel levantamiento, libertar la muger del difunto corregidor, que aun mantenian prisionera, vestida á su uso, y en servicio de una de las indias principales, y tambien para acabar de afianzar la quietud de aquellos naturales, cuyas turbaciones se daban las manos con las de la provincia de Porco, que suscitaban en Yora, Tomabe y otros pueblos, algunos ánimos inquietos: las que dieron no pocos cuidados y desvelos á la imperial villa de Potosí, que se vió muchas veces amenazada de ser invadida por aquellos insurgentes, cuyos temores tomaban mayor incremento, por la impericia militar y natural en un Gobernador togado, que sobresaltaba y precavia mas de lo que era necesario, para las amenazas que diariamente le dirigian los rebeldes, con el fin de mantenerle en continuo subsidio, hasta que las acertadas operaciones de Reseguin hicieron calmar todos los recelos, como lo espresa el mismo Gobernador D. Jorge Escobedo, en carta de 9 de Abril de 1781, en que lo dice aquel Ministro: "Confio se restablezca la quietud de estos lugares, porque ya parece manifiestan el miedo, que los primeros pasos de Vd. les ha dado; pues ayer hubo carta, en que piden se interceda por ellos para el perdon, y en Tomabe podrán á estas horas estar presos los principales."