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Hacía algún tiempo que había escaseado sus visitas, no porque el duque no le hubiese recibido perfectamente, ni porque dejase de ejercer sobre el veterano la misma irresistible atracción que ejercía en todos los que se le acercaban. Pero como era regular, don Modesto se había impuesto la regla de no presentarse ante el duque, general y ex ministro de la Guerra, sino de rigurosa ceremonia.

Y no porque hayan escaseado los pintores de costumbres desde los tiempos de la comedia griega hasta nuestros días, sino porque la descripción de tipos y paisajes no era en ellos el principal asunto, apareciendo sólo como accesorio de una fábula dramática o novelesca.

Hubo en el robledal ramas desgajadas y troncos removidos, y apareció desfigurado el suelo, barrido de nieve donde antes hubo mucha, y enormes cúmulos de ella donde había escaseado más. Esto fue lo primero que se metió por los ojos de los infelices, tan pronto como los abrieron para buscarse con la vista unos a otros.

En resumen: Salinas es digno de ocupar un puesto entre los buenos poetas sevillanos del siglo XVI, y con razón le tributaron elogios sus contemporáneos y no se los ha escaseado la posteridad.

Sus capitanes del dinero hacían préstamos enormes á los aliados; sus capitanes de la industria facilitaban la fabricación del material monstruoso exigido por los demoniacos adelantos militares; sus buques, desafiando la amenaza submarina, traían á Europa el pan, escaseado por la guerra. Y cuando al fin, agotada su paciencia, intervenía directamente en la lucha, ¡qué generosidad la suya!...

Sin ser la cosa para tanta ponderación, es innegable que la madre naturaleza no la había escaseado los dones que más seducen y alucinan a los hombres de escogidos gustos, y más provocan las rivalidades y antipatías entre las mujeres que carecen de ellos, o no los poseen en tan alto grado. De ambos efectos tuvo copiosas pruebas.

Como después de todo el negocio no era de gran entidad, las pérdidas tampoco fueron cuantiosas. A pesar de eso, el duque, que las había llorado como si lo fuesen y no había escaseado a su secretario frases groseras e insultantes, le recordaba a cada instante el asunto.