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Gracias. Ha sido demasiado larga tu conversación con el militarcito le dijo con desabrimiento la señora . ¡Veinte minutos! ¡Has estado en coloquio con él veinte minutos! Señora madre repuso Inés si se empeñó en contarme sus hazañas... Yo buscaba ocasión de poner punto; pero él, dale que dale. Me refirió siete sitios, cinco batallas y no cuántas escaramuzas.

El Duque y D. Alvaro entendían en hacer escuadrones y escaramuzas en el Brazo de Sarranela, que dieron harto que reir á muchos y perder la esperanza de que saliesen bien con lo comenzado. En estas escaramuzas y niñerías acaeció que un soldado español que se decía Herrera dió un bofetón á un caballero ginovés, hijo de Antonio Doria.

Rápidamente se había establecido entre don Pedro y las señoritas de la Lage el género de familiaridad inherente al parentesco en grado prohibido pero dispensable: familiaridad que se diferencia de la fraternal en que la sazona y condimenta un picante polvito de hostilidad, germen de graciosas y galantes escaramuzas.

No insistí más que en las escaramuzas. En una de ellas, mientras esperábamos un convoy enemigo ocultos en un bosque de robles, sentí cierto campanilleo extraño y temeroso. Eran las espuelas de los soldados de caballería, que chocaban, por el temblor de las piernas, con las vainas de los sables. ¿Cómo por el temblor? Yo pensé que los valientes voluntarios del rey no temblaban jamás. ¡Oh!

A la tarde se cantan vísperas con mucha solemnidad, esmerándose en esto no poco los religiosos curas, y después vuelven a las escaramuzas, entretanto disponen algunos bailes o danzas de muchachos, que maravilla el orden y compás que guardan, aunque sean de tan corta edad que no lleguen a ocho años.

Pero éstas fueron sólo tentativas débiles y aisladas, ligeras escaramuzas con los defensores del gusto antiguo, siendo Ignacio de Luzán el primero que, armado en toda regla y con banderas desplegadas, se presentó en el campo á dar la batalla. Este personaje nació en Zaragoza el año 1702; se había educado en Italia, y estudiado allí la literatura francesa é italiana.

Entre ella y el cuñado, habían habido ya ligeras escaramuzas, alfilerazos que no se olvidan, por la intención de la frase y la acritud del acento. Un día, disputando por fruslerías, él la llamó: ¡Solterona! y ella: ¡Perdulario! y en una ocasión le dijo ella, que no debía darse tantos humos, cuando allí tenía casa y comida gratis y se le había matado el hambre.

Desde las diez del día comienzan a dar varias vueltas con orden, a toque o ruido de cajas, por la plaza, unos a pie y otros a caballo, en que arman varias escaramuzas y torneos; hasta las doce, a cuya hora se anuncia la festividad con repiques de campanas y algunos tiros de camaretas, a cuya señal concurren todos los del pueblo a la puerta de la iglesia, en cuyo pórtico está colocado el real retrato en el lado correspondiente al evangelio, en un cajón, con sus puertas y cortinas interiores, y al lado opuesto están las armas reales pintadas en la pared o en lienzo.

Después de las primeras escaramuzas de vanguardia, el general Mendieta efectuó un minucioso reconocimiento de las líneas contrarias, en el cual le acompañé, y me manifestó que las partidas que teníamos enfrente sumaban, en conjunto, unos mil y pico de hombres.

Pero Novillo, con ánimo decidido y corazón entero, afrontaba estas escalofriantes escaramuzas con lo sobrenatural y suprasensible, con tal de no aparecer calvo y desdentado a los ojos de Felicita. Despojóse Novillo también del peluquín; extendió por la cara un «Ungüento pompeyano», para preservar la piel sin arrugas, y se dispuso a dormitar.