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Tantas ideas como ondas tiene tu pilón. Y al aproximar mis labios a tus aguas Brotar de mi pecho el amor, y escaparse el ruego de mi boca con acento rápido Y exclamo: Señor, te adoro, acepta mi triste llanto. Hoy contemplo tus riberas Bien distintas por cierto de ayer. El viento se ha llevado las hojas, y hasta el cisne ha cambiado su blanco plumaje.

Es así que ni el escalpelo ni el microscopio habían tropezado jamás con el alma ni con un Ser Supremo; luego, etc. Esta inclinación al análisis despertó en su inteligencia poderosa una tendencia razonadora de tal precisión que ni el más pequeño argumento podía escaparse entre sus apretadas mallas.

Las mujeres pasaron gritando. Entre ellas se divulgó una de esas noticias que electrizan, que redoblan el entusiasmo y aguzan el soez pensamiento. La noticia era esta: De los dos chicos a quienes se había sorprendido poco más arriba echando unas tierras amarillas en las cubas de los aguadores, el uno fue muerto al instante, el otro logró escaparse y se refugió.... ¿dónde? en el mismo San Isidro.

Es cierto que reconociendo Juanita que era peligroso dejarse acompañar por don Andrés todas las noches, espió con maña el momento en que don Andrés no la aguardaba en el zaguán, y en lo sucesivo logró escaparse siempre a su casa sin ser por don Andrés acompañada.

Germana retenía a sus amigos a su lado; temía a la soledad; quería ser tranquilizada a todas horas; continuamente decía a la condesa: «¿Verdad que estoy mejor?» Y luego, en voz más baja, añadía: «¿Me moriréLa condesa le respondía riendo: «Si la muerte viniese por usted yo le enseñaría mi cara y ya tendría buen cuidado de escaparseLa condesa estaba orgullosa de su fealdad, como las otras mujeres lo están de su belleza.

No recordaban haber gastado ni la quinta parte. ¡Añá...! murmuró Cayé No voy a cumplir nunca... Y desde ese momento tuvo sencillamente como justo castigo de su despilfarro la idea de escaparse de allá. La legitimidad de su vida en Posadas era, sin embargo, tan evidente para él, que sintió celos del mayor adelanto acordado a Podeley. Vos tenés suerte... dijo. Grande, tu anticipo...

El anciano vate le miró fijamente a los ojos durante unos momentos; luego alzando los hombros replicó suavemente: Me encuentro en una edad, señor Aldama, en que las rosas y los laureles que la benevolencia del público acumuló sobre mis sienes quieren escaparse de ellas temiendo la obscuridad de la tumba.

Hubo un momento en que Batiste creyó ver algo negro que se agarraba á las cañas pugnando por remontar el ribazo. Pretendía escaparse... ¡fuego! Sus manos, que sentían la comezón del homicidio, echaron la escopeta á su cara; partió el gatillo... sonó el disparo, y cayó el bulto en la acequia entre una lluvia de hojas y cañas rotas.

Mautang se quedó un momento silencioso y despues como encontrando su réplica, repuso tranquilamente: ¡Ah! es que aquellos son enemigos y embisten, mientras que éstos... ¡éstos son paisanos nuestros! Y acercándose dijo al oido del Carolino: ¡Qué simple eres! Se les trata así para que ensayen de rebelarse ó escaparse y entonces... ¡pung! El Carolino no contestó.

Lo cual significaba que tres o cuatro de aquellos malditos moros pudieron escaparse, huyendo a uña de caballo del machucador ramo de higuera del ascendiente de don Joaquín, y se llevaron a Andalucía a una de las seis niñas gallegas, la cual vino a ser pronto la sultana favorita del Miramamolín.