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¿Quién puede dudar que hay estimables preciosidades en la naturaleza, curiosas máquinas en el arte, sutilísimas invenciones del ingenio, eruditas y profundas operaciones de la ciencia, y hermosas y floridas composiciones de la retórica y de la poesía?

Y no lo es porque en Francia nos quieran mal ni porque falten en Francia personas eruditas que conozcan tan bien ó mejor que nosotros nuestra historia, nuestra lengua y nuestra cultura, sino porque la generalidad de los franceses está tan engreída, y no sin razón, si cabe razón en el engreimiento, que casi no puede concebir que, desde los principios del siglo XVIII hasta ahora, se haya hecho en España más que remedarlos ó permanecer en la barbarie ó corrupción mental en que habíamos ó se supone que habíamos caído.

Genlis eran el prototipo, y siempre creyó que ni antiguos ni modernos habían llegado al zancajo de Mad. de Staël en su Corina. No le agradaba tanto, aunque la tenía en gran aprecio, La nueva Eloísa, de Rousseau, porque decía que sus pretensiones eruditas y filosóficas atenuaban en parte el puro encanto de la acción sentimental.

También aquí se habla con el más profundo desprecio de las joyas verdaderas del teatro español, pero también, por patriotismo, se intenta probar que no faltan en España tragedias artísticas y perfectas, en la acepción genuína de esta palabra, numerándose, para demostrarlo, todas las imitaciones secas y frías de las tragedias antiguas, hechas por españoles, desde Pérez de Oliva hasta Francisco López de Zárate, y celebrándolas como las alhajas más valiosas del Parnaso español; por último, Josef Velázquez, en sus Orígenes de la poesía española, publicados en 1754, reprodujo los juicios críticos de los tres literatos mencionados, pero añadiendo que esos literatos no tenían necesidad alguna de esforzarse en probar su tesis, contraria al teatro nacional español, porque siempre las personas ilustradas y eruditas no le habían dispensado estimación alguna; no así el populacho ignorante.

Salafranca reunía dotes de escritor de primer orden, pues además de estar muy versado en los idiomas del latín, griego, hebreo, francés e italiano, era grandísima su erudición en ciencias eclesiásticas, historia y bellas artes, y su estilo puro, correcto y de una sencillez elegante: fue académico cofundador de la Academia de la Historia: escribió muchas obras, entre las cuales solo citaremos las siguientes: Memorias eruditas para la crítica de artes y ciencias: se publicaron dos tomos y dejó manuscritos el tercero y cuarto.

A sus espaldas hablaba la pareja en un idioma incomprensible, sin prestarle atención, sin agradecer sus eruditas explicaciones. ¡Extranjeros ignorantes!... Y ya no dijo más. Se replegó en un silencio ofendido, aliviando su verbosidad napolitana con una serie de gritos y gruñidos dedicados á su caballo.

Escribió muchas Obras y todas muy eruditas, porque era incomparablemente superior á Verulamio y á Cartesio en el conocimiento de la antigüedad y en la erudicion. Hablarémos de dos solamense que hacen á nuestro propósito. La una tiene este título: Exercitationes paradoxicae adversus Aristoteleos.

Talvez otro, inclinado á las investigaciones arqueológicas y eruditas, ó á las especulaciones de la filosofía, se recreaba con la vista imaginaria de algun ladrillo descubierto en las ruinas de Pompeya, ó descifraba un jeroglífico, ó anotaba uno de esos libros preciosos llamados incunables, ó meditaba en los grandes problemas sobre el sér objetivo y los misterios de la Creacion.

Comprendiendo, sin embargo, que, para dominar el idioma persa, era necesario poseer á fondo el árabe, no menos difícil, dedicóse á aprender este último con ardor extraordinario. A la vez ponía todo su empeño en traducir también el sanscrito. Con estas tareas eruditas alternaba Schack sin descanso escribiendo versos.

Pero nuestro joven no se dejó abatir por estas nubecillas tan frecuentes entre enamorados y continuó bloqueando, unas veces por medio de pláticas eruditas y otras con actitudes lánguidas y románticas, la carita redonda y los tres mil duros de renta de la inquieta damisela.