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Una vieja sirvienta abrió la puerta, y preguntó mirando al aya con ojos escrutadores: ¡Ah! es para un testamento. ¿No es eso? Entrad, el notario todavía duerme; voy a despertarlo. Marta le dijo al entrar: Buena mujer, os equivocáis; deseo hablar al joven señor Bergams. ¿Tan temprano? Y en seguida.

Pero, mi querido Mathys, os equivocáis; yo no tengo ningún propósito secreto dijo la condesa con tono suave y humilde . Mi único proyecto era recompensar vuestra abnegación, y creía que os causaría placer esta noticia. No desconfiéis de , os lo ruego; el molino de agua será vuestro, si no es ahora, será más adelante.

Me parece que un puñado de rústicos podría defender esta fortaleza contra diez compañías del rey, dijo Tristán. Lo mismo digo, asintió Roger. Pues bien os equivocáis, mes garçons, exclamó el arquero. Mucho más formidables que ésta las he visto yo rendidas en una sola noche. ¡Por el filo de mi espada!

¡Bah! si yo he aceptado vuestros regalos, no ha sido porque me hagan falta, sino porque mi vanidad se halaga con los sacrificios que vuestra vanidad hace por . ¡Sacrificios! ¿creéis que me he visto obligado á hacer sacrificios para complaceros? . Os equivocáis.

¡Oh! ¡excelentísimo señor! No os equivocáis; soy... el duque de Lerma. ¡Ah! exclamó el alcalde ; perdonad, señor, pero me habían dicho que en esta casa se había cometido un asesinato á instigación de... ¿De quién? ¿Me exige vuecencia que rompa el sigilo del proceso? Os lo mando.

Mañana os propondrá... os preguntará si queréis ser su mujer. No lo rechacéis. La mujer de Mathys exclamó la viuda con extrema palidez en las mejillas . ¿Yo la mujer de ese hombre vulgar y bajo? Os equivocáis respecto al sentido de mis palabras interrumpió la campesina . No digo que debéis ser la esposa de ese hombre despreciable. Aceptad su proposición en apariencia.

Vamos: no, no puede ser; vos os equivocáis... tenéis la imaginación demasiado viva, doña Catalina. Quien tiene la culpa de todo esto, es mi padre. A esta brusca salida de asunto, ó como diría un músico, de tono, la duquesa no pudo reprimir un movimiento de sorpresa. ¡Qué decís!-exclamó.

¡Os equivocáis! exclamó con precipitación el padre Aliaga , yo no puedo tener celos de nadie; yo estoy retirado del mundo, muerto para el mundo. ¡Bah! allá lo veremos. Os he preguntado de quién está enamorada esa comedianta. ¿No lo adivináis por lo que os he dicho? No ciertamente. Llegará un día en que me habléis con lisura: la Dorotea está enamorada con locura...

Veo que os equivocáis; vos creéis que la causa de vuestra prisión en San Marcos, fueron vuestras solicitudes á doña Catalina. Me afirmo en lo dicho: sois ciego; yo cuando se trata de mujeres... Estáis por las que valen... y pretendéis por ellas ser valido. Valiera yo poco si tal valimiento buscara y continuó ; yo, cuando se trata de mujeres, no solicito, tomo... ¿De modo que...?