United States or Serbia ? Vote for the TOP Country of the Week !


Mientras que en Manila se llamaba taga-bundok á los montañeses, en la Laguna se les conocia por tinguianes. Me habia chocado leer en algunos autores la palabra tingues, haciendo notar la diferencia de la lengua que existía entre los habitantes de los tingues y de los valles. Indudablemente quería decir antiguamente «montaña», y tal significado, perdido hoy en tagalog, existe todavía en Malayo.

Vamos, Velázquez, no sueltes cosas que te pueden pesar... Estás acalorao y no sabes mismo lo que dices... Cálmate, que estos arrechuchos entre dos que se quieren no tienen importancia manifestó sensatamente el señor Rafael.

Entre tanto, ni una hilacha por los suelos, ni un mueble fuera de su sitio, ni un papel ni un cachivache desarreglado encima de la mesa-ministro, detrás de la cual se arrellanaba el marqués en un sillón de una severidad de líneas intachable. Verdaderamente valía mucho más la urna que el santo. Bien mirado, en ropas menores, digámoslo así, el marqués estaba ya hecho una ruina.

Gillespie obedeció, é inmediatamente le introdujeron entre los labios una barra de metal ampliamente perforada, de la que surgía un chorro de leche más grueso que el brazo musculoso de cualquiera de aquellos atletas. Gillespie bebió durante mucho tiempo este hilillo de líquido dulzón, algo más claro que la leche de otros países. ¿Quiere usted más? preguntó la traductora . No tema ser importuno.

Pues, en la proporción debida entre lo celestial y lo más noble de lo terreno, esa cara será la que ponga el hijo de don Adrián cuando sepa que los montes se le allanan... Y don Adrián, ya que usted le menciona, ¿cómo lo tomará? Ese debe darle a usted más miedo en este caso que doña Lucrecia. Si lo toma a la altura de lo que le quiere a usted y admira a Nieves, ¡pobres de nosotros!

Sólo los tres niños giran lentamente sus grandes ojos garzos, posándolos alternativamente y por breves instantes, en su padre, en su madre y en la institutriz. Algunas veces se miran entre y sonríen inocentemente, como deseando comunicarse sus pensamientos sencillos, pero lo aplazan para más adelante, como soldados en formación.

Yo opino de la misma manera: porque aunque no admita vacío, distingo la materia de la extension, y confieso que si hubiese vacío en una esfera, por esto se tocarian los polos opuestos. Dice que en el caso supuesto las paredes no se tocarian, porque el espacio que hay entre ellas basta á impedirlo; pero esto es cabalmente lo que se ha de probar: la existencia real de este espacio.

No nos pareció conveniente desembarcar allá, a pesar de que estábamos hambrientos. Pasamos por entre las islas Canarias y la costa de Africa, hasta que, al llegar a la desembocadura de un río, nos detuvimos. Había en las orillas algunos árboles aislados que parecían olivos. Este árbol, el argán, tiene un fruto parecido a la aceituna, aunque más redondo y amarillo.

PANTOJA. Vaya usted... Cuide de que Máximo no intervenga... DON URBANO. Voy. PANTOJA. Temo alguna contrariedad. PANTOJA. ¿Y Máximo? BALBINA. Lleno de confusión, como todos nosotros, que no entendemos... Voy a dar parte a la señora... PANTOJA. No, no. ¿Han venido la Superiora y las Hermanas? BALBINA. Ahí están. PANTOJA. No diga usted nada a la señora. Entre en la casa y espere mis órdenes.

No cohibidas por la presencia del hombre, gozaban cuatro mil mujeres aquel breve rayo de luz, aquel minuto de júbilo expansivo colocado entre dos eternidades de monótona labor.