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La verdad es, señores observó Foja que si don Santos muere fuera del seno de la Iglesia, como un judío, se debe al señor Provisor. Es claro. Evidente. ¿Quién lo duda? Y diga usted, señor Foja, ¿no le enterrarán en sagrado, verdad? Eso creo: los cánones están sangrando; quiero decir que la Sinodal está terminante.

Ya es tarde para emprender un nuevo camino. Mi vida terminó, y aquí me enterrarán, estoy seguro; aquí quedará todo lo que heredé de mi padre, todo lo que me legaron varias tías viejas... Algunas veces, viendo claro, he emprendido un viaje de huída... Pero al estar lejos siento una indignación feroz.

Y como dicen que estoy chocho, y como andan repitiendo eso por todas partes, me faltan discípulos, y faltándome discípulos me falta trabajo; y sin trabajo, como lo comprenderás, me falta dinero. ¡No hay remedio! Me moriré de hambre, y me enterrarán de limosna. Diez o doce discípulos, que pagan poco, ¡y es cuánto! Unas leccioncitas ¡y nada más! Don Román, respondí no hay que abatirse.

12 Y levántate, y vete a tu casa; que en entrando tu pie en la ciudad, morirá el niño. 13 Y todo Israel lo endechará, y le enterrarán; porque sólo él de los de Jeroboam entrará en sepultura; por cuanto se ha hallado en él [alguna] cosa buena del SE

Ningún santo del cielo le hacía ya maldito caso. No deseaba más que morirse, y que le enterraran pronto, pronto, para no ver más el mundo.

Hazme el gusto, señora Vauberger decía, de dejarme tranquilo con tu Máximo; ¿lo he arruinado yo acaso? ¿Y bien, á qué vienen esas cantinelas? Si se mata, lo enterrarán... y se acabó.

Te digo, Vauberger replicó la mujer, que si lo hubieras visto vaciar su garrafa, se te hubiera partido el corazón... Y mira, si yo creyera que piensas lo que dices, cuando exclamas con la negligencia de un cómico «si se mata lo enterrarán...» Pero no lo puedo creer, porque en el fondo eres un hombre, aunque no te gusta ser perturbado en tus hábitos... Piensa, pues, Vauberger... ¡no tener fuego ni pan!... Un muchacho que ha sido alimentado con tan buenos manjares y criado entre pieles como un príncipe. ¿No es esto una vergüenza, una indignidad, y no es un bribón el gobierno que permite semejantes cosas?