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Por desgracia, este laudatorio entusiasmo se apaga pronto como fuego de estopa, y postración más honda vuelve a enseñorearse de nuestras almas, contristándolas y humillándolas. Hay cierta manera de discurrir de la que muchos sujetos no se dan cuenta. Discurren sin percibir que discurren, y las consecuencias que sacan suelen ser muy crueles.

La civilización, al compás que crece, propende a nivelar a los civilizados. Y esto en todo y para todos. El macedón Alejandro es cien veces mayor y más transcendente por sus actos que Napoleón I. En el día no se concibe la posibilidad del caso estupendo y único de una ciudad como Roma, que llega a enseñorearse de más de la mitad del mundo entonces conocido.

Según las últimas noticias que yo tengo, un extremeño, cuyo nombre es Hernán Cortés, ha surcado el mar, ha pasado por medio de vastos territorios y ha llegado a la capital populosa de un bárbaro y desconocido Imperio, del que está a punto de enseñorearse. Todavía pretenden algunos que este Imperio, donde Hernán Cortés ha entrado a saco, está al Sur del Catay y al Norte de la India.

1 Y en el mes duodécimo, que es el mes de Adar, a los trece del mismo, donde llegó el mandamiento del rey y su ley, para que se pusiera por obra, el mismo día en que esperaban los enemigos de los judíos enseñorearse de ellos, fue lo contrario; porque los judíos se enseñorearon de los que los aborrecían.

Despues de este sigue otro Umeya, denominado Abde-r-rahman IV, nieto de otro hermano de Al-hakem II, aunque nunca llegó á enseñorearse de la capital. Siguen á Abde-r-rahman IV, que deja de reinar en enero de 1019, otros dos de la dinastía de Hamud, Al-Kasim, hermano de Alí, y Yahya, hijo de Alí, los cuales ocupan alternando el trono hasta noviembre del año 1023.

Una vez libre de cruzar las aguas del lago, en las cuales llegó á enseñorearse, á fines de Junio, y mientras el general Francisco Estéban Gomez, por enfermedad de Montilla, se dirigia contra Maracaibo, Morales reforzaba su escuadrilla con dos goletas que el capitan Laborde traia de Curazao.

Según Pedro Lobo, los españoles habían sido como venenoso reptil que trepa a lo alto de la roca donde el cóndor tiene su nido, y devora o mutila a los polluelos antes de que les crezcan las alas para enseñorearse del espacio sin límites, remontarse más allá de las nubes, y mirar el sol de hito en hito.

Paso a paso volvía la salud a enseñorearse del cuerpo siempre hermoso de Ana Ozores. Y con algo de remordimiento de conciencia, sentía de nuevo apego a la vida, deseo de actividad. Llegó un día en que ya no le bastó vegetar al lado de Frígilis, viéndole sembrar y plantar en la huerta y oyendo sus apologías del Eucaliptus.

Acometido de súbito deseo de expansión, D. Manuel le abrió enteramente el pecho. Hacía tiempo que «le estaba poniendo los puntos» a Anita. El deseo de formar una familia que nunca sintiera en su vida, había concluido por enseñorearse de su alma. «Qué cosa más rara, ¿eh Miguel? Al llegar a cierta edad, todos caemos.

Ruiloz necesitaba saberlo, pues una cosa era para él pretender a quien sólo fue requerida de amores consintiendo en ello, y otra cosa muy distinta sería aspirar a enseñorearse de un corazón que tenía dueño, tanto más adorado cuanto más imposible era poseerlo.