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También echamos de menos en el inventario la mención de la primitiva cabeza de barro del Rey D. Pedro, que estuvo en las casas del Jurado Pereda en el Candilejo, salvada de su destrucción por el gran Duque de Alcalá D. Fernando Enriquez de Rivera

Antonio Enríquez Gómez, de estirpe judáica, nacido en Portugal y criado en Castilla, fué en Francia, según Barbosa Machado, caballero de la Orden de San Miguel y mayordomo del Rey. Llamo la atención particularmente acerca del número extraordinario de poetas portugueses del siglo XVII comprendido en el catálogo de Barbosa, que escribieron comedias en lengua castellana.

Era curioso observar la lucha que dentro de aquel hombre sostenían el entendimiento y el corazón. El primero le aconsejaba no apartarse de la de Enríquez, no mirar a la condesita; el segundo le exigía adorarla de rodillas, como siempre. Una noche, y tomando café en la Británica, me dio una sorpresa. Estábamos los dos solos frente a la mesa. Notábale distraído, preocupado, pero no triste.

El docto Rodrigo Caro nos dice, también, que en la insigne Casa de Pilato reunieron sus dueños «muchas efigies de marmol de príncipes y varones insignes antiguos y dos grandes colosos de la diosa Palas y otra multitud de estátuas y despojes de la antigüedad y el Excelentísimo Duque Don Fernando Enriquez Afan de Rivera que hoy posee esta casa, ha juntado una gran librería y en ella tantos volúmenes de todas ciencias y letras humanas, manuscritos y medallas antiguas que compite con las más insignes del mundo

4 La dicha por el desprecio, de D. Juan de Matos Fragoso. 5 El veneno para , de un ingenio de esta corte. 6 El vaquero emperador, de D. Juan de Matos Fragoso, de D. Juan Diamante y de D. Andrés Gil Enríquez. 7 La cosaria catalana, de D. Juan de Matos Fragoso. 8 Las mocedades del Cid, fiesta que se representó á SS. MM. el martes de Carnestolendas, de D. Jerónimo Cáncer.

El Conde de Lemos y Andrade, marqués de Sarria, pertiguero mayor de Santiago, Castro y Enríquez, del gran Duque de Arjona, viene en aquel coche; tan entendido y generoso como gran señor.

Se cuenta que Gonzalo visitó un día a su anciana parienta doña Beatriz Enríquez, que había sido amiga del ya difunto almirante D. Cristóbal Colón, a quien retuvo largo tiempo en España a pesar de los desdenes de la Corte.

Vamos, papaíto; esta noche solamente repitió la joven con mimo, besándole la mano que tenía cogida. No puede ser; me aburro y me duermo. ¿Por qué no vas con las de Enríquez? Pues por eso precisamente. He ido convidada una porción de veces, y me da vergüenza no llevarlas alguna vez. Manda por un palco, y llévalas. Bien sabes que eso no puede ser, papá.

Para lograr su fin, no vacila en ejecutar las acciones más vergonzosas, como, por ejemplo, prometer á una señora casarse con ella estando ya casado con otra en secreto, y todo esto para demostrar que para reinar es lícito engañar. Merece indicación particular la forma métrica usada por Enríquez Gómez, que es generalmente la de las endechas ó troqueos de tres pies con asonancias .

Joaquinita también me llamó. Hice como que no la oía y fui a sentarme entre la señora de Enríquez y Etelvina, un par de setentonas. Los remos, como grandes antenas, comenzaron a maniobrar sobre el agua amarillenta. Pasamos al lado de grandes vapores, cuyos vientres colosales, pintados de rojo, parecía que iban a aplastarnos.