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Acabada la misa se colocó en un sitial delante del altar mayor, y puesto el cetro y pomo sobre él, hizo venir ante si los ricoshombres que habia de armar caballeros de uno en uno, y siendo cada uno de ellos armado, se retiraba á la capilla que tenia señalada, y armaba sus caballeros noveles , y aquellos hacian otro tanto y á proporcion iban saliendo de la Seo y se dirigian á la ALJAFERIA. Siendo todo esto cumplido salió tambien el Rey con su corona, cetro y pomo, y montando sobre un caballo ricamente enjaezado partió para su alcázar, y ya no iba á caballo delante de él sino D. Ramon Cornel que llevaba la espada, y detrás seguian los que traian sus armas.

No me queda más recurso que el de obligarte a salir inmediatamente de la abadía. Pero no saldrás desvalido y sin prendas de mi afecto hacia ti. La abadía es rica, el abad también lo es, y en nada mejor puede emplear su dinero. Toma esta bolsa llena de oro; Hugo, el capitán de los arqueros, tiene orden mía para entregarte enjaezado el mejor de los corceles que hay en nuestras caballerizas.

Allí, en las húmedas y boscosas calles de Barrio Viejo, encontraréis a todos los villaverdinos: unos a caballo, luciendo el potro rijoso y bien enjaezado, el pantalón ceñido, el sombrero suntuoso y el zarape de mil colores; otros, en viejos y desvencijados carruajes; los más, caballeros en el corcel de San Francisco.

Al mismo tiempo vino a su mente un tropel de tristes reflexiones, inspiradas en parte por su lastimoso estado, en parte también por la amargura de los escritores románticos, de los cuales estaba saturado. Mas cuando se hallaba por entero embebido en ellas, he aquí que un caballo, enjaezado y sin jinete, llega y cruza velozmente.

El moro se inclinó un momento, poniéndole la mano sobre el hombro. Cuando levantó la cabeza, sus ojos húmedos relucían en la penumbra. Entonces, desprendiendo de su cinto el precioso puñal, pidiole a Ramiro que lo aceptara como recuerdo suyo. Saltó luego la ventana. Un hombre le esperaba abajo en la dehesa con un caballo enjaezado. Ramiro le había visto montar y alejarse.

Enjaezado por una manera particular de concebir la vida y sus incidencias, el individuo está determinado en el curso de su existencia por sus respectivos arneses mentales, llevando las riendas, de ordinario, las necesidades sobrenaturales en el que las padece, las naturales en todos y alternativamente los gustos, los vicios, las virtudes, el amor o el odio preponderantes en cada momento dado.

El coche era un faetón tirado por seis mulas rojas que habían sido adquiridas por don Germán en diversas ferias de España. No poco trabajo y dinero le había costado juntarlas tan iguales. Pero ahora este soberbio tiro causaba la admiración de los transeúntes, cuando enjaezado a la calesera con madroños verdes entraba por las calles de Madrid.

Los condes y caballeros de su comitiva recibieron tambien trages proporcionados á su calidad, y todos juntos salieron despues del alcázar con grande humildad y reconocimiento. Al pié del pabellon central donde se habia apeado le esperaba una nueva sorpresa: habia mandado el sultan que le dispusieran un caballo de regalo lujosamente enjaezado con silla y brida cuajadas de oro bruñido.

Vestido completamente de negro, a la moda de los acróbatas, llevaba polainas de gamo que caían en numerosos pliegues sobre su pierna, y una gorra de marinero sobre la que flotaba una pluma blanca; montaba con una destreza y una elegancia poco comunes, un pequeño caballo blanco enjaezado a la morisca, lleno de vigor y de fuego; en fin, largas pistolas ricamente damasquinadas pendían de los arzones de su silla, y él no llevaba más que uno de esos sables cortos y estrechos que usan los marinos de guerra.

Un buen cuarto de hora se tardó en cambiar los tiros de la berlina, porque el de mulas no estaba enjaezado. El cochero propuso cambiar el coche por una carretela de camino, pero Elena se negó a ello. Era poco más de las once. Al Sotillo dijo con firmeza al lacayo cuando todo estuvo a punto. Ni éste ni el cochero sintieron esta vez sorpresa porque ya se lo habían tragado . ¡Vivo! ¡vivo!