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Así ataviada, y en todo semejante a una avispa, la gentil muchacha anduvo largo rato por un pasillo, hasta que, viendo a don Quintín sentado bajo el mechero de gas y enfrascado en la lectura, se le acercó y le dijo, aludiendo al periódico que tenía en las manos: Si ve usted en los anuncios que alguien busque casa para vivir en compañía, dígamelo usted, que tengo un gabinete muy mono.

¡Un moreno bien desaborío!... tan desgarbadote y tan sucio... Creo que no tiene más gusto que escandalizar a ese pobrecito de Godofredo. ¡Desalmadote! ¡pordiosero! ¡Puhá! Y miraba al mismo tiempo con ojos coléricos a la mesa donde Adolfo Moreno seguía enfrascado en la lectura, muy lejos de pensar que en aquel instante excitaba la cólera de la prendera.

El amor a los desgraciados me domina, hasta el punto de embotar mis sentidos. Soy como el ebrio y el jugador, que, obsesionados por su afición, nada sienten ante la mujer. El hombre de estudio, enfrascado en los libros, experimenta muy débilmente los llamamientos del sexo. Mi pasión es la lástima por los desheredados, el odio a la injusticia y la desigualdad.

Y enfrascado el corregidor en sus groseras baladronadas, que sólo interrumpía para apurar gordos tragos de vino, no observó que don Gabriel y algunos de los convidados iban desapareciendo de la sala.

Salieran á la calle, y Lázaro estaba tan enfrascado en sus pensamientos, que empezó á andar, dejando atrás á las dos señoras. ¡Eh! caballerito dijo Salomé, que estaba muy biliosa aquella tarde, ¿qué manera de portarse es esa? ¿Nos deja solas en medio de la calle?

Se alejó el mozo y cuando se vió solo acudieron á su mente mil dudas. ¡Era extraño aquel percance de Plutón! Mas por otra parte, si había estado en la mina trabajando todo el día, la noticia de la Pura resultaba falsa. En estas cavilaciones enfrascado estuvo algún tiempo. Miró al cielo; vió que era tarde ya para ir á la Braña y volver á la mañana: tampoco quiso llamar en casa del tío Goro.

Algo pavita, con todo, como dicen en la tierra. Mas hete aquí que, cuando me hallaba más enfrascado en la conversación, olvidado casi del asunto que allí me traía, aparece por el lado de la entrada del corral un joven con chaquetilla y pantalón ceñidos, faja encarnada y sombrerillo flexible, a interrumpir nuestros dimes y diretes.

Pero cuando más enfrascado estaba en ellas, he aquí que entra en la sala la misma María en hábito de monja bernarda, y dirigiéndose a él le dice sonriendo dulcemente: « ¿Estás triste porque me caso? ¡Pues no he de estarlo! Vamos, Ricardo mío, no digas disparates, ¡cómo he de querer yo a ese chiquillo! ¿No acabas de casarte con él?

Cuando D. Álvaro abrió los ojos al fin y le vio enfrascado en la lectura, le preguntó sonriendo: ¿Le interesa a usted ese libro, padre? Muchísimo. Pues lléveselo usted... Llévese usted el primer tomo, que ése es el segundo. Y levantándose y sacándolo de uno de los armarios, se lo presentó al sacerdote. Este vaciló en tomarlo. ¿Está condenado por la Iglesia?

Hallábase, pues, enfrascado en tristes cavilaciones, como ordinariamente le acaecía siempre que estaba solo, cuando acertó a ver a lo lejos dos señoras, cuya figura le trajo a la memoria en seguida a su madrastra y hermana. Según fueron acercándose, pudo cerciorarse de que no eran otras. Le dio un salto el corazón, y vaciló un instante entre marcharse antes que llegasen o permanecer en su sitio.