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El retórico extendió su mano para atajarle y sin hacerle caso volvió a repetir con más énfasis: «Si el escritor insigne a quien Leporello moteja pudiera descender a responderle; si la pluma brillante que ha trazado los prodigiosos versos de Magdalena pudiera mancharse una sola vez, etcGarcía, trémulo y gritando como un energúmeno, concluyó al cabo la lectura del artículo.

Aquí derramó Currita algunas lágrimas en aras del honrado Himeneo, cuya antorcha corría riesgo de apagarse, y continuó muy bajito: Por eso, como yo no sabía nada, dije antes de ayer en casa de Beatriz lo que creía, ¡claro está!, la verdad... Que el ministro vino a ofrecerme el cargo, y yo me había negado a aceptarlo muy ofendida, tomándolo por una majadería de esa gentuza... Figúrese usted mi sorpresa cuando ayer se me entra por las puertas ese animal de Martínez, tan ordinario, tan groserote, muy ofendido con mi negativa, gritando como un energúmeno que nadie jugaba con el Gobierno, y amenazándome con una carta de Fernandito, que iba a refregarme... ¡por los hocicos, Butrón, por los hocicos!...

¡No puede ser! respondieron de abajo. ¡Cómo! ¡Cómo!... ¡Esos taquetes! ¡Echar esos taquetes! Y con las mejillas inflamadas, agitado, convulso, gritaba como un energúmeno mientras la jaula descendía lentamente. Un frío glacial penetró en el corazón de todos. En el compartimiento de arriba algunas damas lanzaban chillidos penetrantes.

Tan brutal energúmeno se conmovía pensando en un conejo al que había domesticado. Ugarte y un marsellés nos fastidiaban con frecuencia, Ugarte era el eterno descontento; la mala alimentación, la humedad, el frío, todas las molestias naturales en una cárcel de aquel género, le tenían fuera de , y sus protestas no le servían mas que para estar encadenado y en el calabozo.

Pero es el caso que el glorioso progenitor de éste, Pepe el de la Pepaina, como le llamaban en la población, para distinguirle de los otros muchos Pepes que había, pescador de oficio y un bruto muy pacífico, que hablaría sobre tres docenas de palabras por semana, al contemplar a su hijo en aquel estado, comenzó a vociferar en el atrio de la iglesia como un energúmeno.

Acercóse más y pudo percibir el grito bronco del suegro de Frasquito. ¿Estoy yo borracho? ¿Hablo cosas formales? ¿He faltado á alguno?... El sereno pretendía arrestarlos, lo mismo á él que al viejo Cardenal, por escandalosos. El maestro carpintero se defendía gritando como un energúmeno, con lo cual dicho se está que empeoraba la situación.

Los tenderos, los pocos transeuntes que cruzaban por la calle y alguna señora que se asomaba al balcón con el ruido, soltaban a reir alegremente. El barrendero mismo, a pesar de su crítica situación, no podía reprimir una sonrisa viendo a aquel energúmeno con la levita remangada dando furiosos y desconcertados limpiones al suelo. ¡Así se barre!... ¡...ajo!

Primero el disparo aislado del preferido que paga mejor; después tiroteo graneado; y al fin descargas cerradas, mientras el colombaire se agitaba como un energúmeno, con la fiebre de la destrucción, y rugía «¡a ell, a ellcomo si su voz fuese el ladrido de toda una jauría.

Pero Enrique, levantándose furioso contra él, e indignado contra mismo por aquella vergonzosa huida, comenzó a gritar como un energúmeno: ¡Dejádmelo, dejádmelo! Y arrancando unas banderillas al primero que encontró, se fue ciego, frenético hacia el toro, y se las clavó en el pescuezo, sufriendo por ello una nueva cogida.

Por suerte la piedra pasó rozándole una oreja y fue á dar violentamente contra un árbol cercano. Detrás de su tronco se guareció Roger de un salto y desde allí efectuó su retirada ocultándose entre la maleza, sin volver al sendero hasta que hubo puesto buen trecho entre su persona y el andrajoso energúmeno.