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El mar estaba agitadísimo, y al surcar las encrespadas y menudas ondas del Mediterráneo, veia con indefinible encanto el admirable panorama de Marsella, iluminado por un sol magnífico y encuadrado entre un cerco de montañas de una aspereza melancólica, pero de un efecto superior sobre el fondo azul del cielo.

Pocas horas despues, en alta mar y á muchas millas de aquellas islas, un punto gris se mostró en el horizonte como una gaviota sacudida por las ondas; el objeto fue creciendo, manifestando sus formas, y al fin todos pudimos distinguir el velamen y el humo de la chimenea del vapor Plata, elegante en su construcción y rápido en su marcha, apesar del balanceo que las olas encrespadas le imprimían.

Sentóse sobre un tronco, suspirando. Y se quedó absorto, mirando correr las olas, que se perseguían las unas a las otras, encrespadas de furor, e iban a morir mansamente a sus pies... La lucha interna seguía, entretanto.

«En hora buena que nos combatan de órden tuya encrespadas olas y violentos torbellinos.

También es inmenso mi dolor que se recrea en estos recuerdos de la niñez del mismo modo que el Océano infinito se recrea en juguetear con esos pequeños seres que pululan a millares, entre las rocas que azota con sus olas encrespadas... »Nessum maggior dolore che ricordarsi del tempo felice nella miseria!... »Amaury.» «¡Qué cosa más rara! Antes de ser padre negaba yo que existiera otra vida.

Y al ver rodar a lo lejos las olas grandes y encrespadas, se preguntó si no sería oportuno dirigirles una excitación por medio de la prensa para que moderasen su impertinente agitación.

Cesan las envidiosas maquinaciones, se apagan los rencores, cálmanse momentáneamente las encrespadas olas, y el joven providencial marcha triunfante, bañado por el sol de la gloria, libre y desembarazado, a la codiciada silla de Secretario, donde se sienta, como los emperadores bárbaros, por derecho propio. Tal ha sido la historia de mi distinguido amigo el Sr.

El mísero rebaño pasó ante doña Manuela con triste chancleteo, y la señora no pudo reprimir un movimiento de repulsión ante aquellas cabelleras greñudas y encrespadas que servían de marco a rostros escuálidos y sucios, en los que la piel tomaba aspecto de corteza. ¡Gran Dios, qué gente!

La masa compacta de árboles formaba como encrespadas sierras largas y negras al pie de las cuales se distinguían las sinuosidades de los paseos blanquecinos. Caminaba al azar costeando los estanques. Los pájaros se despertaban y revoloteaban en la espesura. Mucho después una sensación de frío interno me volvió un poco en .

¡Señor... Señor... Señor!... Le era imposible decir más. Creyó que había sonado un trueno, haciendo estremecerse la vieja casa; que un nubarrón acababa de pasar ante el sol, obscureciéndolo; que el mar se volvía plomizo, avanzando en encrespadas olas contra la muralla.