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No encontraron á ninguno, pero como era tanto el deseo de venganza contra el corregidor, sacaron el ataud, en que se habia depositado el cadáver de D. Francisco Mollinedos, administrador de correos, que pocos dias antes habia fallecido; mandáronlo desclavar, creyendo estuviese dentro el corregidor, pero no encontrándolo, sacaron los cuchillos y descargaron sobre aquel cadáver, sus furias, dándole muchas puñaladas.

Y, al ver que yo iniciaba un gesto de política protesta, continuó: La juventud atrae a la juventud... No digo yo que, en mis tiempos... En fin, esos tiempos han pasado, bien lo sabe usted, aunque su buena educación le impida decirlo... A la edad de usted, una persona de... de... Buscaba un número de años verosímil, y no encontrándolo a su gusto, acabó de este modo: una mujer de mi edad me parecía un ser antidiluviano... enteramente inútil en este mundo... Después, las ideas se ensanchan... Yo hago justicia los encantos de la juventud, aunque prefiero un poco más de seriedad y de madurez... No olvide usted decir a su padre que cuento con él para comer.

Tampoco se hartaba de mirar al mar, encontrándolo siempre distinto: unas veces ataviado con traje azul claro, otras, al amanecer, semejante a estaño en fusión; por la tarde, al ocaso, parecido a oro líquido, y de noche, envuelto en túnica verde oscura listada de plata. ¡Y cuando entraban y salían las embarcaciones!

Además, hay el alma de las mujeres. ¿Creerás que las dos que venían conmigo rieron el insulto del rojo, encontrándolo muy oportuno?... Y no me hables de que las hembras se sienten atraídas en todas ocasiones por el guerrero.

El automóvil emprendió el regreso á Las Arenas siguiendo la ribera de la ría que parecía irradiar fuego bajo el torrente ardoroso del sol. Doña Cristina sonreía al paisaje, encontrándolo más hermoso que otros días. ¿Pero no has notado, Pepita, qué alegría da el recibir al Señor? que hemos empleado bien la mañana.

Mientras el tío Frasquito buscaba en vano otro agujero y decidíase, no encontrándolo, a abrirlo él mismo disimuladamente con un cortaplumas, una gran sombra apareció en el fondo de la escena, deslizándose muy despacio, con el cuerpo agobiado, los pies arrastrados, la mano extendida... Era Diógenes, el cínico Diógenes, que al ver a los tres personajes pegados al telón, vueltos de espalda y puestos en cuclillas, detúvose un momento, dejando escapar una risa silenciosa, risa de chacal, risa de hiena, que de verla el tío Frasquito hubiera sentido erizarse los pelos e su peluca.

Temía á los carruajes; le molestaba el roce de los transeúntes en las aceras. Se quejaba del movimiento de una capital de provincia, encontrándolo insufrible, él, que había visitado los puertos más importantes de los dos hemisferios.

¿Quién de entre nosotros no tiene perdida en la memoria la sensación deliciosa de una noche de luna, cuando, con el espíritu tranquilo, bajo la plácida influencia de esas horas silenciosas, se sigue el rayo de luz entre los árboles, en los campos y en los cerros, poblándolo, como el haz luminoso sobre la cuna de Betlhem bajo el místico pincel de Dürer, de visiones tenues y flotantes, de sueños y recuerdos?... ¿Cuál es aquel que, impotente para crear, no ha pedido al arte un reflejo, en el verso o en el color, encontrándolo a veces en la música, de esos diálogos íntimos entre el alma y las escenas de la noche, bajo la blanca luz de la luna?

Freya lo contempló un momento, encontrándolo interesante, mientras el joven evitaba su mirada. Con un ademán de reina de escenario repelió el pañuelo blanco que le ofrecían para vendarse los ojos. No lo necesitaba. Las monjas se apartaron de ella para siempre. Al quedar sola, dos gendarmes comenzaron á atarla con la espalda apoyada en el poste.

Atraído por la fuerza del contraste, Robledo, hombre de trabajo que había sufrido en su existencia grandes estrecheces y amarguras, aceptaba con un fatalismo risueño este final de sus esfuerzos, encontrándolo lógico y de acuerdo con las ironías de la vida. Pensaba, además, en otro contraste que había acompañado á su enriquecimiento.