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Mientras Beatriz hablaba, iba empujando a Paco fuera del saloncito; le iba echando a empellones de la casa. Ya en la antesala, Beatriz añadió: Ve al Ministerio; acude a la policía; busca a Braulio por todos los medios, no te detengas. Paco salió al fin de su mutismo, y contestó: Sosiégate, Beatriz, yo le encontraré. Pronto estaré aquí de vuelta. No lo dudes: le traeré conmigo.

Pero atiéndeme, te lo ruego: no me busques, evita nuestro encuentro. Es el último favor que podrás hacerme. Sólo lejos de tu presencia encontraré cierta tranquilidad.

»Al oírle proferir estas palabras no fui dueño de mismo, y se me escapó un grito de dolor, al cual respondió él con rabiosa excitación: » ¡Oh! ¡Pero no, no! Yo he de salvarla: yo encontraré un filtro, un elixir, el secreto de prolongarle la vida, así haya de componerlo con la sangre de mis venas. ¡Yo le encontraré, , y mi hija vivirá! »Le sostuve con mis brazos porque temí que se desplomase.

La herida que causo a Cecilia se cicatrizará pronto. Hallará un marido que valga más qué yo, y cuando vuelva al cabo de algunos años, probablemente la encontraré feliz y rodeada de hijos...»

Con tan consoladores discursos el Conde dominó a duras penas su impaciencia; acudió otras dos noches más a los Jardines, y tampoco vió a las damas. Ya entonces resolvió emplear su sagacidad y su actividad para buscarlas. «Si huyen, si se ocultan dijo , es porque me temen. Yo las buscaré. Yo las encontraré

«¿Qué habrá pasado aquí? ¿De qué talante encontraré a ese Facundo, tan estrecho, el infeliz, de molleraAngustias, al huir, no atreviéndose a dejar cuenta de a Xuantipa, por temor, ni a Belarmino, por amor, había usado de subterfugio y largo rodeo, adoctrinada por Felicita.

Dejo la yegua y la carabina a cualquier amigo pa que me las guarde, y tomo el tren como un señor. He estao en Barselona, en Valladolí, en muchas siudades. Me pongo serca del cuartel y veo a los siviles que entran y salen. «Este no es mi hombre; este tampocoSe equivocan al darme informes; pero no importa. Lo busco hace años y yo lo encontraré.

No quiero que él la vea. Escúcheme atentamente, señora. Estoy aún muy débil, pero encontraré las fuerzas de las leonas para defender mi felicidad. No es que yo dude de él: es bueno, me quiere como a una hermana y no tardará en quererme como a esposa. Pero no quiero que su corazón se desgarre entre lo pasado y lo porvenir. Sería odioso obligarle a elegir entre nosotras.

Juan repetía lo que Pablo había dicho la víspera: Tendréis dinero, mucho dinero para vuestros pobres. ¡Dinero, dinero!... , mis pobres no perderán nada, quizá ganarán... Pero ese dinero tendré que ir a pedirlo, y en el salón, en vez de mi vieja amiga encontraré a esa americana de cabellos rojos, ¡parece que tiene los cabellos rojos!

¡Usted no lo cree porque no sabe, porque no la ha conocido!... Usted tiene necesidad de tocar con las manos para creer; pero yo estoy seguro de que aquí se ha cometido hoy un infame delito. Y me comprometo confundir a los asesinos, a vengar a la muerta. Deber de usted es no creer nada por ahora; de averiguar, de ayudarme a buscar las pruebas que hacen falta. ¡Ellas existen, y yo las encontraré!