United States or Australia ? Vote for the TOP Country of the Week !


Freya, satisfecha de estas experiencias, guardaba sus tesoros en la cajita y la repelía con pasajero tedio, para arrojarse sobre Ulises lo mismo que una bestia que quiere morder. Estos largos encierros en una atmósfera cargada de esencias, de tabaco oriental, de respiración de carne femenil, desordenaban el pensamiento de Ferragut.

El sol, desquitándose aquella mañana de sus largos y frecuentes encierros, salía fogoso y resuelto a visitar todos los rincones de la villa, y al tropezar con los mil cristales del terrado de Elorza, no queriéndola ver mejor, pasaba por ellos y se zambullía dentro con un esperezo vivo y ansioso que abrazaba enteramente el ámbito del salón. Era un mágico espectáculo.

Si lo estoy, mi locura no tiene remedio. Oíd, prenda de mi alma. Ya que os decidís á todo, unámonos. Me importa poco si á vos os importa menos; podrá ser cuando más asunto de estocadas, y yo no soy miserable de ellas. En vez de tapujos y encierros, entraréme yo á la luz del sol en vuestra casa... y así os habréis vengado de don Fernando de Castro, que os ofendió casándose con vos.

Pacían con una tranquilidad bucólica en los céspedes marítimos, contemplados de lejos por las almejas, las ostras y otros bivalvos adheridos á las rocas por una madeja de seda dura y córnea que envolvía sus encierros.

Echas las mismas diligencias, preámbulas al Auto pasado, para el que se había de hacer a 6 de Mayo el viernes a las cuatro por la tarde, los dos Muy Ilustres Señores Inquisidores Apostólicos, con asistencia del Secretario Jaime Fábregas, corrieron los encierros y notificaron con la misma solemnidad a catorce Reos, que habían de morir el Domingo siguiente a seis; dejándoles encargados, para que les dispusieran, a tres o cuatro Sacerdotes, que se aplicaron con celo a la salvación de sus almas.

¿Para utilizarme? Para valerme de vos. ¡Ah! ¿Me necesitáis? ¡Dios me perdone si no me han seguido hasta vuestra casa cuatro corchetes! ¡Ah! ¡os quieren prender! Mucho me lo temo, y aunque estoy ya muy acostumbrado á encierros, os afirmo que ahora sentaríame muy mal el ser guardado.

15 Yo les mostraré maravillas como el día que saliste de Egipto. 16 Los gentiles verán, y se avergonzarán de todas sus valentías; pondrán la mano sobre su boca, ensordecerán sus oídos. 17 Lamerán el polvo como la culebra; como las serpientes de la tierra, temblarán en sus encierros; se despavorirán del SE

Todo estaba igual que en su infancia: los bustos de los grandes poetas en la cumbre de las librerías, las coronas en sus encierros de vidrio, las joyas y estatuas ganadas á fuerza de consonantes en sus vitrinas y pedestales, los libros de fulgurante lomo formando apretados batallones á lo largo de los estantes.

Con esto, saliose de la casa el familiar con su escuadrón alguacilesco, y fue a dar de rebote casa del barbero, al que encontró oliendo a unto de bruja, que así lo declaró un alguacil que entendía mucho en estas cosas; y como el rapista había tardado en contestar y en abrir más de lo justo, confirmose más esta sospecha; y examinado que fue en su persona, se le encontró pringoso; con lo que, y con haber hallado en un rincón ciertos pucheros y redomas, se le esposó, y no con moza gentil y apetecible, sino con dos esposas de hierro, con cadena de alambre recocido de las que usaban alguaciles y cuadrilleros y toda la otra gente de presa que tenían la Inquisición y el rey para el buen servicio de la república; y con esto y con algunos cintarazos y sopapos que se le dieron como por vía de estimación y caricia, sacáronle mano con mano y codo con codo, dando con él en uno de los encierros de los sótanos de la cárcel de la Inquisición, y haciéndole, en fin, la barba como merecía, que si él no propalara tanto disparate contra la buena reputación y limpia vida de doña Guiomar, tal no le aconteciera; de donde se saca, que porque Dios lo quiere, los pícaros se enredan muchas veces en los mismos lazos que tienden a otros para que se pierdan, y en ellos se pierden.

Aislado en su bodega, obligado al silencio por los largos encierros en la cámara oscura, sentía la comezón de hablar cuando se presentaba alguno del escritorio, especialmente Montenegro, que, lo mismo que él, podía tenerse por hijo de la casa. ¿Y tu padre? preguntó a Fermín. Siempre en la viña, ¿eh?... Allí se está mejor que en esta cueva húmeda. De seguro que vivirá más años que yo.