United States or British Virgin Islands ? Vote for the TOP Country of the Week !


Quiero encarar frente á frente mi destino para quitarle sus trazas de espectro; quiero también abrir mi corazón, donde desborda el pesar, al único confidente cuya piedad no puede ofenderme, á ese pálido y único amigo que me contempla... á mi espejo. Quiero, pues, escribir mis pensamientos y mi vida, no con una exactitud cotidiana y pueril, pero sin omisión seria, y sobre todo sin mentira.

Bien que usted abriga por tan alta consideración y estima como yo por usted; pero, como mi secreto al fin va a ser conocido, no puedo permanecer haciendo acto de presencia y verme obligada a enfrentarme con usted, que es de todos los hombres al que menos me atrevo a encarar.

Cuando refirió cómo ella y Carmen fueron sorprendidas por Laura en la lectura del triste diario, a Raquel se le anublaron los ojos y por largo rato quedó muda, sin acertar con la manera de encarar la situación.

En lo profundo de su corazón y medio sofocado por el deseo apasionado y el temor, estaba el sentimiento de que no debía esperar aquellos desenlaces, que tendría que aceptar las consecuencias de sus actos, reconocer a su mísera esposa y devolver sus derechos a su hija abandonada. Sin embargo, no tenía bastante valor moral para encarar la posibilidad de renunciar voluntariamente a Nancy.

Recuerdo que vi a ese joven volviendo de la iglesia con ella y con Marner. Pues bien; es muy sobrio y laborioso dijo Nancy, tratando de encarar las cosas del modo más favorable que era posible. Godfrey volvió a caer en sus reflexiones. En seguida miró a Nancy con tristeza y dijo: Es una joven muy graciosa y bonita, ¿no es verdad, Nancy?

El ascetismo cristiano, que no supo encarar más que una sola faz del ideal, excluyó de su concepto de la perfección todo lo que hace a la vida amable, delicada y hermosa; y su espíritu estrecho sirvió para que el instinto indomable de la libertad, volviendo en una de esas arrebatadas reacciones del espíritu humano, engendrase, en la Italia del Renacimiento, un tipo de civilización que consideró vanidad el bien moral y sólo creyó en la virtud de la apariencia fuerte y graciosa.

Es la perseverancia para habituar el espíritu público a encarar una empresa de tal magnitud con serenidad, con las vistas positivas de un negocio fácil y rápido; es la tenacidad de su lucha contra Inglaterra, que cree ver en ella comprometidos sus intereses. ¡La experiencia de Suez se ha embotado contra la implacable resistencia británica, y dentro de diez años se leerá con indecible asombra el libro que acaba de publicarse, en el que los hombres más notables de Inglaterra declaran un peligro para su independencia la perforación del túnel de la Mancha! ¡Tal así, vemos hoy el artículo sarcástico del Times, burlándose de Stephenson que pretendía recorrer con su locomotora una distancia de veinte millas por hora!

Entró, pues, Congosto, seguido de cinco de los suyos, escogidos entre los más granados, atravesó el salón de corte, y al encarar con los de la Regencia hizo una profunda cortesía, irguiose después, paseó su orgullosa vista de un confín a otro de la sala, metió la mano en el bolsillo de los gregüescos y con gran sorpresa de todos los que le veíamos, sacó unos anteojos de gruesa armadura, que se caló sobre la martilluda nariz.

Papitos le abrió la puerta; dirigiose a su cuarto sorprendido de ver luz en él, y al encarar con su tía, que estaba revolviendo el tercer cajón de la cómoda, comprendió que su secreto había sido descubierto, y le corrieron escalofríos de muerte por todo el cuerpo. Doña Lupe supo contenerse.

Vieron entornada la puerta del 17, y Guillermina la empujó. Grande fue su sorpresa al encarar, no con el señor Platón a quien esperaba encontrar allí, sino con una mujerona muy altona y muy feona, vestida de colorines, el talle muy bajo, la cara como teñida de ferruje, el pelo engrasado y de un negro que azuleaba.