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Únicamente el calor espeso, pegajoso, húmedo, con su perfume picante de hulla, denunciaba la presencia del gran misterio de los tiempos modernos: la engendración del movimiento en el seno del metal. Isidro se maravillaba de la sencillez con que estas máquinas gigantescas cumplían su función.

En dos noches y un día apenas descansó, manejando casi al mismo tiempo el timón y el motor, pues no se atrevía á emplear todas sus velas con esta escasez de hombres.

Todos los demas ginetes, trompetas y oficiales de las cuatro compañías, traían marlotas de terciopelo verde aforradas en tafetan blanco, con cercos de una trenza de plata y seda, y caperuzas de lo mismo, y banderas de las mesmas colores en las lanzas, y muy buenas adargas: debajo traían muy buenas armas todos, espadas y dagas plateadas, vainas de terciopelo verde y talabartes bayos.

Bueno, bueno; ¿no le gusta a usted oír las verdades? Lo que digo es que papá... Pues hoy no puedo ir... a comer. Estoy convidado hace días... otro Francisco que... pero allá nos veremos dentro de una hora; en cuanto despache de prisa y corriendo....

Mira, yo podría estar muy bien en cualquiera parte; entiendo de tabaquería, y muchas veces han querido destinarme... pero no, no quiero, en el tendajón estoy mejor; allí mando yo; y como Juan Palomo, yo me lo guiso y yo me lo como. ¿Crees que todos los amos son como tu padre y tu abuelo?

Despues pasea los ojos ávidamente por la concurrencia, como si se gozase en recibir todas las miradas. Es una dama del teatro, una actriz, una artista. La compañía consta de tres damas y de tres galanes. Las damas son: tiple, carácter ligero y carácter cómico. Galanes: tenor, barítono, bufo. La orquesta preludia y la concurrencia se anima.

D. Rodrigo de Mur, señor de la Pinilla, acompañado de un criado y de un fraile vizcaíno, de nombre Mateo de Aguirre, aparecieron en París, despachados por D. Juan de Idiáquez con expreso fin de matar al ex-Secretario de D. Felipe.

No era en estas palabras, de una galantería vulgar, donde estaba la dulzura inefable que encontraba Ana en lo que oía: era en la voz, en los movimientos, en un olor de incienso espiritual que parecía entrar hasta el alma. Quedaron en que a la mañana siguiente, muy temprano, don Fermín esperaría en su capilla a la Regenta para reconciliar.

22 Los mercaderes de Sabá y de Raama fueron tus mercaderes; con lo principal de toda especiería, y toda piedra preciosa, y oro, dieron en tus ferias. 26 En muchas aguas te engolfaron tus remeros; viento solano te quebrantó en medio de los mares. 28 Al estrépito de las voces de tus marineros temblarán los arrabales.

Este mandato era en nombre del Exmo. Señor Virey de Buenos Aires, de quien en este particular tenia por cartas sus facultades. Obedecí el mandato.