United States or Tuvalu ? Vote for the TOP Country of the Week !


Pero al levantar los ojos, se encontró con los de Fermín, que le contemplaban asombrados, como preguntándole cuándo llegaría el momento en que cesara de pedir compasión para él y empezase a compadecer a su dependiente. ¿Y preguntó qué crees que puedo hacer en esto?... Montenegro desechó toda timidez para contestar a su jefe. Si él supiera qué hacer no habría venido a molestar a don Pablo.

Dos o tres pollastres habían venido muy almibarados y dándose aires de protección a invitarla, pero les contestó que no sabía bailar. El motivo verdadero de la negativa era que a su padre no le gustaba que empezase tan niña a figurar en sociedad. Quedose, pues, mirando atentamente cómo daban vueltas los demás.

No se condene, pues, a D. Luis porque empezase contestando tonterías. Su queja de Vd. es injusta dijo . He estado aquí a despedirme de Vd. con mi padre, y, como no tuvimos el gusto de que Vd. nos recibiese, dejamos tarjetas. Nos dijeron que estaba Vd. algo delicada de salud, y todos los días hemos enviado recado para saber de Vd.

¿Vos torpe? ¡Si no os entiendo!, á no ser que el decálogo del amor empezase de esta manera: el primero, amar á la condesa de Lemos sobre todas las cosas. Bien decís que sois torpe; el decálogo del amor debía decir: el segundo no galantear en vano. Porque que en vanísimo enamoro, digo que viniendo á la corte, me entierro.

Primero me arrojo al mar, dijo: primero me hago tulisan que volver á la Universidad. Y como su madre empezase con su sermon sobre la paciencia y la humildad, Plácido sin haber comido nada volvió á salir y se dirigió á los muelles donde fondean los vapores.

Jacinta no sabía a quién compadecer más, si a Nicanora por ser como era, o a su marido por creerla Venus cuando se electrizaba. Ido estaba muy cohibido delante de las dos damas. Como la silla en que doña Guillermina se sentó empezase a exhalar ciertos quejidos y a hacer desperezos, anunciando quizás que se iba a deshacer, D. José salió corriendo a traer una de la vecindad.

Durante los dos primeros tercios del siglo XIX apenas hubo, en nuestro país, político, jurisconsulto ni personaje notable en otras profesiones, que no empezase por componer versos y que a menudo no siguiese componiéndolos durante toda su vida.

Sólo la suposición de que la amazona gloriosa pudiera perseguirla con su venganza hacía temblar las piernas de la maestra. El general participó por reflejo de esta inquietud. Su Guadalupe era realmente temible, pero esto no podía impedir que empezase á odiarla. ¿Hasta cuándo iba á sufrir su despotismo?... Los meses sucesivos fueron de desaliento para el héroe.

El amigo Gómez murmuró, como si empezase a perder la fe en el maestro: ¡Cuánta ceremonia para matarse dos hombres!... ¡Qué macana!... Isidro estaba conmovido realmente, con una emoción algo parecida al miedo. Estos desafíos arreglados a la ligera, por salir del paso, resultaban muchas veces los más trágicos. Un pavoroso presentimiento le avisaba que los proyectiles no iban a perderse.

El coro nuevo se hallaba tambien muy atrasado; sin embargo leemos que en este año fué preciso abandonar el coro viejo, y que el clero empezase á residir provisionalmente en las naves del altar de S. Sebastian, y no sospechamos la causa. La obra mas notable de este tiempo fué la de la torre.