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Porque eso , doña Marcela tiene poquísimo dinero, pero lo que es en punto a conducta, ni las lenguas más maldicientes, y no son pocas las de este lugar, se atreven a decir nada contra ella ni a empañar con ponzoñoso aliento el terso y limpio espejo de su famaEste era el contenido de la epístola, salvo los saludos y cumplimientos de costumbre que en obsequio de la brevedad se omiten.

Este pensamiento ha renacido en con mayor fuerza al sentir las vibraciones clamorosas de la campana que llora sobre su tumba y que parece hacerme cargos por mi silencio, cuando el mismo bronce llora para recordármelo. Acumúlanse los años, la tarde de la vida se acerca, el polvo del tiempo comienza a empañar las hojas con el tinte pálido del otoño.

Por último, nos permitiremos hacer algunas indicaciones que, aunque no se fundamenten en bases de origen conocido, el patriotismo, que presiente á veces con delicado instinto la más tenue nube que pueda empañar el claro horizonte que circunda la tranquilidad de la nación, nos obliga á manifestar algunos recelos nacidos al comparar los distintos elementos que constituyen la población y la riqueza en el estado actual de las Filipinas.

Ni una leve ondulación había turbado la tranquila superficie del lago de aquel día, ni una sombra había venido a oscuraecer los perdurables recuerdos que debía dejar en su memoria. Leoville entró en su casa, casi asustado de tanta dicha, tratando vanamente de adivinar de dónde podría venir la primera nube capaz de empañar el cielo radiante de su felicidad.

Como se ha visto, gracias a una suprema inspiración, no lo fue tanto como se temió, pero lo bastante para empañar para siempre, en un minuto, el honor de su mujer y el suyo. Mientras se esparcía por los salones, entre cuchicheos y risas, la nueva de la desaparición de Juana, arrebatada por su marido, el señor de Maurescamp sentábase bruscamente al lado de su mujer en su cupé.

Yo tengo muchísima gana de conocer a la condesa viuda que va a ser mi suegra; tengo también muchísima gana de brindar con Champagne en punto de las doce, en compañía del general y de sus tertulianos; y como Narcisito no es un galopín, sino un caballero, y no ha de querer empañar en lo más mínimo el espejo en que su honra se mire, me parece que bien puedo irme con él sin menoscabar mi decoro.

El interés que me inspiró, también lo hubiera obtenido de usted. ¿Verdad que es imposible negar una tierna piedad a la desgracia? »Ya sabe usted, Carlos, que durante su ausencia he perdido a mi madre. Cuando vio que se aproximaba el instante fatal, nos llamó a los dos a su lado; después me miró, y una nube de inquietud pareció empañar el brillo de sus ojos.

Bramaba de rabia el demonio viendo desvanecidos sus enredos; por eso puso todo su esfuerzo en empañar el terso esplendor de los procederes de uno de los Misioneros, infamándole con mil calumnias por medio de unos apóstatas que estaban muy sentidos de que les impedía poder saciar el apetito de la carne, con todos los más torpes y sucios placeres del sentido; mas, á pesar suyo, salió triunfante la inocencia de costumbres y fervor de vida apostólica de aquel buen Padre y fué obligado el demonio por entonces á dejar franco el paso al Santo Evangelio en las provincias amplísimas del Chaco, donde no sólo procuran los Jesuitas la conversión de los infieles, sino la reforma de los españoles é indios, acudiendo á confesar y á predicar los fuertes de españoles que por allí hay como San Joseph y Valbuena; y acompañando á los soldados cuando van de las ciudades á sujetar á los bárbaros que continuamente invaden aquella provincia, los sirven de capellanes, exponiéndose á los mayores riesgos y peligros de perder la vida, sin tener cuenta con las suyas; y al mismo tiempo procuran reducir á los que apresan los españoles y bautizar á los párvulos.

Todo ello contribuía a infundir en el razonamiento que hizo aquella singular persuasión que cautiva los corazones y somete a blando yugo las más soberbias y rebeldes inteligencias. ¿Cómo reproducir, sin alterarle o sin debilitar su energía y empañar su esplendor celestial, el sencillo e inspirado discurso que entonces pronunció el Padre Enrique?

La mitra alternaba con los señores de Ulloa en la presentación del curato, y el arzobispo había querido manifestar así al humilde párroco, enterrado diez años hacía en la montaña más fiera de la diócesis, que la calumnia puede empañar el cristal de la honra, no mancharlo. Diez años son una etapa, no sólo en la vida del individuo, sino en la de las naciones.