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Su accion especial sobre los nervios ganglionares, su tendencia á aniquilar la vitalidad y los fenómenos de la mas íntima nutricion, justifican esta aplicacion, si no de una manera absoluta, en los casos al menos en que ni ipecacuana ni el eléboro están indicados.

Las deyecciones coléricas nos han parecido completamente neutras, y constituyen uno de los mas notables caractéres del eléboro blanco. La indicacion esencial del acónito se funda en que la afeccion morbosa que le corresponde, tiene su punto de partida al interior.

§ II. Efectos fisiológicos y terapéuticos. Los efectos del cólchico tienen mucha analogía con los del eléboro blanco, especialmente en lo relativo á las alteraciones funcionales del estómago é intestinos; son semejantes á los del árnica en cuanto á la impresionabilidad de la fibra y de los nervios para sentir dolorosamente la influencia de los escitantes esternos, tales como el ruido, la luz, la presion y asimismo el trabajo intelectual.

El cobre se alterna con el eléboro y el arsénico como profiláctico del cólera. Para el tratamiento curativo, se le da en los calambres que siempre alivia y que tambien cura, contribuyendo así á modificar las evacuaciones. Pero estas son mas propias del eléboro blanco, lo cual esplica por qué se alternan estos dos medicamentos á cortos intérvalos en el cólera confirmado.

En fin, los insignificantes síntomas de vértigos, vómitos, neuralgia, diarrea, coriza..... producen una inmensa debilidad, en oposicion al síntoma que parece haberla determinado. La ipecacuana, el centeno cornezuelo y el eléboro blanco convienen con arsénico en conducir á un abatimiento súbito y total de fuerzas, aun por un síntoma de poca importancia y sin gravedad por mismo.

Estas especies de neuralgias son en general muy rebeldes, tienen un curso variable y fenómenos particulares en los intérvalos de los padecimientos: en estos intérvalos presentan indicaciones para el fósforo, el eléboro, la manzanilla, la ipecacuana y aun el bismuto.

Ya en la antigüedad se la empleaba en el asma, la hipocondría, los dolores crónicos y otras enfermedades reputadas como nerviosas ó incurables, casi del mismo modo que los griegos usaban el eléboro blanco; es decir, como último recurso.

Estas afecciones y las neuralgias en general y las neuroses del carbonato de cal, están acompañadas de una sensacion de frio como las de agárico y eléboro blanco, y dependen de su éstasis venoso ó linfático, de la escrófula, de la debilidad nerviosa y vegetativa, de los trabajos intelectuales y de otras causas debilitantes, sin que sea preciso que la debilitacion esté desarrollada.

La mayor parte de los dolores se agravan por la presion; los vómitos se alivian bebiendo; lo opuesto sucede con el eléboro blanco, del cual por otra parte es análogo; los dolores viscerales se agravan con el tacto y el movimiento. El cobre, en fin, es aun poco conocido por los detalles de las circunstancias de este género capaces de influir en sus efectos.

Con mas irregularidad y espasmos, reclama desde luego la ignacia, y si la gravedad fuese mayor, el eleboro blanco, la coca de Levante, el arsénico, medicamentos que estarian mas indicados, el arsénico solo con principalidad, si el despecho y la cólera no fuesen las causas de la fiebre.