United States or Montserrat ? Vote for the TOP Country of the Week !


Porque desde que usted entró en esta casa, el carácter de mi tía ha cambiado por completo. Está inquieta, atormentada.... ¡Ella también!, exclamó impensadamente Mauricio. ¿Cómo ella también? Acaso por parte de usted.... ¡Oh! no: me he equivocado al decir esto. Continúe usted; se lo suplico....

Doña Inés pensó, sin duda, en el rato de gusto que iba a tener contribuyendo a chasquear a don Alvaro, que acudiría muy ufano a la cita y se encontraría en ella a su austera consorte. En efecto, si el lance pasaba así, más que tragedia sería sainete. Doña Inés perdió el miedo y sintió la irresistible tentación de ver el sainete y aun de hacer en él uno de los principales papeles.

Ella escuchó, con el más grande asombro, toda la historia del tesoro oculto del Vaticano, hasta que llegó el momento de describirle el atentado de Dawson contra mi vida y su trágico fin; entonces exclamó con vehemencia: ¡Si ese hombre está muerto... realmente muerto... yo, entonces, estoy libre! ¿Cómo? ¡Explíquese! le dije.

La llamó repetidas veces, inclinada sobre ella, mirándola como se mira y como se llama desde los bordes de un pozo a la persona que se ha caído en él y se sumerge en las hondísimas y negras aguas. No responde dijo Pablo con terror. Golfín tentaba aquella vida próxima a su extinción y observó que bajo su tacto aún latía la sangre.

Lope no estaba menos conmovido, y mezcló sus lágrimas con las suyas; confesó que había sido injusto, y se reconcilió con ella. Pero entonces fué necesario el más artificioso disimulo para continuar estas relaciones, y engañar á los parientes de Dorotea y al celoso Don Vela, más unido que nunca con ellos.

La operación, pasados los cuarenta días de penitencia, terminaba por escribir en un papelito, como los de cigarro, ciertas palabras mágicas que él sabía, él solo; luego se soltaba el papelito en el aire, y mientras el viento lo llevaba de aquí para allá, ella y él rezarían devotamente oraciones mochas, sin quitar los ojos del papel volante.

-Cuando yo se la iba a dar -respondió Sancho-, ella estaba en la fuga del meneo de una buena parte de trigo que tenía en la criba, y díjome: ''Poned, amigo, esa carta sobre aquel costal, que no la puedo leer hasta que acabe de acribar todo lo que aquí está''. ¡Discreta señora! -dijo don Quijote-. Eso debió de ser por leerla despacio y recrearse con ella.

Ella le recomendó á Karl, compatriota desgraciado que, luego de rodar por varias naciones de América y ejercer diversos oficios, vivía al lado suyo en clase de caballero cantor. Madariaga había gastado alegremente muchos miles de pesos.

La torre era un torreón de guerra coronado todavía de almenas: su vieja campana había volteado en otro tiempo con la fiebre del rebato. Esta iglesia, en la que los payeses del cuartón entraban a la vida con el bautismo y salían de ella con la misa de difuntos, había sido durante siglos el refugio de sus pavores, la fortaleza de sus resistencias.

Ella deberá ser la principal víctima, la que tenga más que perder contestó, con una especie de suspiro. ¡Ah, si él hubiera confiado a alguien sus asuntos, podría, conociendo la verdad, combatir esa astuta conspiración! Pero parece que todos, como en efecto sucede, estamos en la más completa obscuridad. ¡Aun sus abogados nada saben!